La estructura criminal más
significativa en Estados Unidos de América durante décadas ha sido conformada
por las cinco familias que integran la Cosa Nostra, me
refiero a las familias provenientes de la Ciudad de Palermo, Región Italiana de
Sicilia: Bonanno,
Colombo, Gambino, Genovese y Lucchese, quienes desde comienzos del
siglo antepasado controlaban las actividades ilícitas de la prostitución,
alcohol, apuestas y juegos de azar. Desde 1931 integraron un órgano
de gobierno que regía y rectoraba a toda la mafia, llamado “La Comisión”, cuyos
jefes únicos inspiraron muchas películas de Hollywood, Lucky Luciano, Joseph
Bonanno, Frank Costello, Vito Genovese, Carlo Gambino, entre otros.
Fue hasta
finales de los años 50s que el FBI comienza a declarar oficialmente la
existencia de la mafia, años en que la investigación estuvo centrada en el
comunismo, la guerra fría y muy escasamente al crimen organizado; ya en esa
época, “La Comisión” se extendió a otras actividades ilegales como la
extorsión, el robo, el tráfico ilícito de drogas y soborno de funcionarios
públicos, una estructura criminal corporativa con ganancias muy lucrativas,
todo se pudo demostrar por la declaración de los primeros “pentiti”,
informantes o delatores de la Cosa Nostra, el primero de ellos fue Joseph Valachi,
seguido de Tommaso
Buscetta, Vincent Palermo, etc.
Valachi y Buscetta a
parte de describir la existencia de “La Comisión” su funcionamiento y
organización, en reiteradas ocasiones se remitían a la coexistencia de un pacto
de silencio entre los miembros de la mafia, a la que se le denomina “omertá”,
que se desprende de la palabra “hombría”, modificada con la palabra siciliana
para hombre, “omu”; también deviene de la palabra “humilitas” (humildad), que
se convirtió en “umirtà” y finalmente “omertá”. La omertá o ley del silencio es un
código de honor de la mafia siciliana, que impide dar cualquier información
sobre las actividades de la organización o personas de la misma a terceros. La
violación de este código se castiga con la muerte.
Uno de los
últimos jefes de la Cosa Nostra -fugitivo durante más de 25 años- capturado en
Palermo, Italia en abril del 2006, Salvatore Lo Piccolo portaba
de forma permanente una especie de texto, escrito a máquina, que contenía los
“derechos y deberes” de irrestricto cumplimiento de los miembros de la mafia.
Es un manifiesto para garantizar la fidelidad, obediencia, moderación y
sobriedad, valores esenciales en todo “hombre de honor”, como se le llama a
esta figura conservadora de padrinos. Este código de honor se componía de las
10 reglas siguientes:
1- Prohibido prestar dinero directamente
a un amigo. Si es necesario hay que hacerlo a través de una tercera persona.
2- No desearás a la mujer del prójimo.
3- Prohibida cualquier tipo de relación
con la policía.
4- El verdadero hombre de honor no se
dejará ver por bares y círculos sociales.
5- Estar disponible en cualquier
momento, incluso si la mujer está a punto de parir.
6- Una puntualidad y respeto de manera
categórica.
7- Respeto a la esposa.
8- Decir la verdad a cualquier pregunta
y en cualquier situación.
9- A pesar de que se puede matar,
extorsionar y traficar nunca se podrá robar el dinero a otras personas o a
miembros de otras familias.
10- Este mandamiento contiene las normas
que debe cumplir una persona para poder ser uno de los “amigos de los amigos”.
No podrá tener ningún familiar en la policía, haber traicionado
sentimentalmente a su mujer o carecer de valores éticos y morales.
Aún en las
organizaciones criminales hay un criterio de respeto y cumplimiento de normas
morales frente a los miembros de su estructura, estas tipologías son similares
a otras clásicas organizaciones criminales como los carteles mexicanos y
colombianos, las mafias rusas, las triadas chinas o los yakuza japoneses y
otros grupos que tienen pocas variantes pero encajan en el modelo. En un texto
de Eric
Frattini, llamado “Mafia, S.A.: 100 años de la Cosa Nostra”, publicado en
el 2002, detalla un lógico rito de iniciación para ingresar a la mafia, con
todas las formalidades de una sociedad secreta.
En el
relato de un pentiti informante del FBI, descrito en este libro hace alusión a
ello: “Nos
reunimos aquí para aceptar a un nuevo miembro. Ahora estas ingresando en la
honorable sociedad de Cosa Nostra, a la cual ingresan solo hombres de valor y
lealtad”. Con un juramento repetitivo en todo miembro de la Cosa Nostra
para recordar su pacto: “Juro ser fiel a Cosa
Nostra y, si la traiciono, que se queme mi carne como se quema esta imagen
piadosa”. La imagen piadosa con sangre que cae de la mano del nuevo
miembro es quemada. En el juramento está incluida la consecuencia de romperlo.
Al final la
perspectiva de las estructuras criminales organizadas en el mundo, persiguen
una dimensión más amplia, como lo reseñaba el Premio Nobel de Economía Thomas
Crombie Schelling, en una paráfrasis: el crimen organizado busca el gobierno y
control de la totalidad de la estructura económica del bajo mundo. Se busca
controlar un área, geográfica o económica, recoger tributos e imponer
regulaciones sobre los negocios, ilegales o legales. El núcleo de la actividad
del crimen organizado es el suministro de bienes y servicios ilegales a un
número grande de ciudadanos consumidores. Análisis del libro “The Economics of
Organized Crime”, publicado en el 1995 por Gianluca Fiorentini y Sam
Peltzman.
Hermes
Ramírez Ávila
Doctor
en Ciencias Penales
Catedrático de Derecho
E-mail: hermes_fra82@outlook.com