13/08/2017
Tegucigalpa, Honduras - La confrontación, denuncias de
un supuesto fraude y la falta de propuestas a un pueblo cansado de promesas
marcan el ambiente previo a la campaña electoral que iniciará el 28 de agosto
para las elecciones generales en Honduras del 26 de noviembre próximo.
Las elecciones serán las décimas consecutivas desde
que el país retorno al orden constitucional, en un hecho sin precedentes en
Honduras, que nunca antes, en sus 196 años de independencia, había vivido
cuatro décadas en democracia.
Pero la frágil democracia hondureña recuperada en 1980
ha sido alterada en dos ocasiones, en 1985 con una intentona de continuismo en
el Gobierno que presidía Roberto Suazo Córdova, y en 2009 con el golpe de
Estado al entonces presidente Manuel Zelaya, quien promovía reformas
constitucionales desoyendo impedimentos legales.
El golpe de Estado a Zelaya dividió a los hondureños
entre los que estuvieron a favor y en contra de su derrocamiento.
La confrontación política no ha cesado desde entonces
y ahora se manifiesta con denuncias de un sector de la oposición de un supuesto
fraude electoral en los comicios de noviembre, del que acusan al gobernante
Partido Nacional.
Las denuncias también cargan contra los tres
magistrados del Tribunal Supremo Electoral (TSE), principalmente por parte del
candidato presidencial de una alianza de tres partidos, el Libertad y
Refundación (Libre), el Anticorrupción (PAC) y el Innovación y
Unidad-Socialdemócrata (PINU-SD).
Salvador Nasralla, fundador del PAC, acusa a los
magistrados de que le "robaron" su partido, del que ya no es miembro
y del que se retiraron varios de los 13 diputados que tenía en el Parlamento.
El coordinador general de la alianza es el
expresidente Manuel Zelaya, quien también lidera el partido LIBRE, que surgió
tras su derrocamiento el 28 de junio de 2009.
La propuesta de su plan de Gobierno que anunció la
alianza tras haberse constituido a inicios de año, Nasralla la hecho a un lado
por las múltiples confrontaciones con el TSE y el partido de Gobierno, alegando
que se fragua un fraude electoral.
En su opinión, ese fraude, que rechazan los
magistrados del TSE, hay que pararlo, para lo que desde hace dos semanas viene
promoviendo una "operación antifraude", incluso ha incitado al pueblo
a que si es necesario haga justicia con sus propias manos, aunque para él eso
no es llamar a la violencia.
Más moderación prevalece en el centenario Partido
Liberal, que con la alianza conformada por LIBRE, el PAC y el PINU-SD son los
únicos que le pueden ganar al Partido Nacional, que busca su tercer período
consecutivo en el poder.
Los cinco partidos restantes que participarán en la
contienda electoral, todos minoritarios, no tienen posibilidades de triunfo.
La alianza y el Partido Liberal cuestionan la
candidatura del Partido Nacional, que lidera el presidente hondureño, Juan
Orlando Hernández, alegando que está violentando la Constitución de la
República, que no permite la reelección bajo ninguna modalidad.
En efecto, la Constitución no permite la reelección,
pero un fallo de la Corte Suprema de Justicia de mayo de 2015 dejó abierta la
posibilidad, lo que rechaza la oposición, principalmente la alianza, que acusa
además al gobernante hondureño de controlar los poderes Legislativo y Judicial.
Hernández, las pocas veces que se refiere al tema dice
que la decisión final la tomará el pueblo en las urnas el 26 de noviembre.
Analistas locales presagian que la campaña electoral
hondureña de cara a las elecciones generales de noviembre podría ser de mucha
confrontación y pocas propuestas, considerando además el malestar que existe
entre las bases de LIBRE, porque su candidata presidencial tuvo que abandonar
sus intenciones para dar paso a Nasralla.
La candidata presidencial de LIBRE era Xiomara Castro,
esposa del expresidente Zelaya, quien también fue candidata en las elecciones
de 2013, que ganó el Partido Nacional.