Lunes 22 de mayo de 2017
Donald Trump se convirtió
en el primer presidente de EEUU en activo en visitar el Santo Sepulcro y el
Muro de las Lamentaciones, lugares sagrados del Cristianismo y el Judaísmo, en
la Ciudad Vieja de Jerusalén, en lo que la comunidad internacional considera
territorio palestino ocupado.
Hasta ahora, los
mandatarios estadounidenses y europeos habían evitado este itinerario por el
significado político que tiene, al estar en la zona oriental de Jerusalén,
ocupada por Israel en la Guerra de los Seis Días de 1967, anexionada en 1980
con la condena de la ONU, y que los palestinos reivindican como capital de su
futuro estado.
Trump ha querido cambiar
esto y, horas después de llegar a la región, se dirigió a la ciudadela
amurallada de Jerusalén, donde primero fue al Santo Sepulcro, en el que la
tradición cristiana sitúa el lugar de la crucifixión, enterramiento y
resurrección de Jesús, que visitó rodeado de representes de las iglesias
ortodoxa griega, armenia y católica.
El presidente
estadounidense, su esposa Melania, su hija Ivanka y su yerno, Jared Kushner,
llegaron pasadas las 15.30, hora local (12.30 GMT) a la basílica andando por
las estrechas callejuelas del zoco escoltados por religiosos revestidos de
ceremonia, que golpeaban rítmicamente el empedrado con bastones.
En la iglesia se
detuvieron en el Calvario o Gólgota (lugar de la crucifixión) y la Piedra de la
Unción, donde se preparó el cuerpo de Cristo tras ser bajado de la cruz, además
de la tumba de Jesús y el relicario del Patriarcado Griego Latino.
Seguidamente la comitiva
se desplazó al Muro de las Lamentaciones, a pocos metros del Santo Sepulcro,
acompañada del rabino del muro, Shmuel Ravinovich.
En el Muro, Trump, con la
cabeza cubierta como es preceptivo por una kipá (solideo judío), rezó unos
instantes mientras tocaba las grandes piedras y, siguiendo la tradición,
depositó en los intersticios un papel con una petición.
Su esposa e hija rezaron
en el lugar del muro destinado a las mujeres.
La explanada que se abre
al Muro de las Lamentaciones estuvo protegida por un gran panel y el acceso
estuvo prohibido desde horas antes de su llegada.
El itinerario por la
Ciudad Vieja ha sido declarado visita privada y la delegación estadounidense
rechazó que representantes israelíes, incluido el primer ministro, Benjamín
Netanyahu, acompañaran a Trump.
El expresidente de EEUU
Barack Obama visitó el Muro de las Lamentaciones siendo todavía candidato
presidencial y evitó hacerlo durante sus ocho años de mandato, mientras que
otros dirigentes, como Bill Clinton, lo hicieron cuando abandonaron la Casa
Blanca y George H.W. Bush cuando aún era vicepresidente.
Fuentes palestinas
aseguraron que la Administración estadounidense rechazó que desfilase un grupo
de boyscouts tras negarse estos a retirar de sus uniformes la bandera palestina.
La Policía israelí cercó
con cientos de agentes la Ciudad Vieja desde primera hora de la mañana y la
cerró por completo durante la hora que pasó allí Trump.
El portavoz policial,
Micky Rosenfeld, aseguró que varias unidades dispersaron a un grupo de
manifestantes que se acercó a la Puerta de Yafa, una de las principales
entradas de la Ciudad Vieja. EFE