Fue senador,
embajador y presidente de la Democracia Cristiana, pero hoy lidera una
organización de consumidores llamada Acusa AFP y recorre el país realizando
charlas para generar conciencia sobre la necesidad de cambiar el actual sistema
de fondos de pensiones. Autor del libro “El Gran Engaño”, Ricardo Hormazábal
declara que las aseguradoras de pensiones sufrieron “un fracaso estrepitoso” y
las sindica como el principal problema de la desigualdad en el país.
Las críticas
al sistema de AFP se han transformado en tema de campaña de candidatos a la
Presidencia y al Parlamento ¿Se trata de una estrategia para captar votos o
están interpretando un malestar real de la ciudadanía?
El sistema de
AFP no es un sistema de seguridad social, es sólo una industria, un negocio
más, así lo ha declarado el propio fundador del sistema, José Piñera. En Chile
sólo existe seguridad social para las Fuerzas Armadas, que están en el antiguo
sistema de reparto, y para cerca de doscientos mil chilenos que se les permitió
optar entre quedarse, y a otros que en 1993, por la ley 19.200, que le permitió
a los funcionarios públicos volver al antiguo sistema. Esto ha significado que
un sargento jubilado del Ejército obtiene una pensión mayor a un millón
doscientos mil pesos, que un trabajador que está en AFP saca una pensión
promedio de ciento ochenta mil pesos y que un trabajador que está en el sistema
de seguridad social antiguo gana el ochenta por ciento de su última
remuneración. El fracaso estrepitoso del sistema de AFP, que como negocio
quería ser mejor que la seguridad social, está comprobado. Lo ha reconocido el
propio Presidente Piñera, que es un destacado defensor del sistema, que las
AFP no han cumplido con sus promesas.
¿Qué
alternativa considera usted que es la más adecuada?
Un sistema de
seguridad social, con aporte de los trabajadores, de los empleadores y del
Estado. Se llama tripartito, de acuerdo a los principio de la Organización
Mundial del Trabajo. Aquí se nos mantiene en un sistema especial, fracasado
para los trabajadores, pero muy beneficioso para los grandes grupos económicos.
La concentración de la riqueza en Chile tiene como base el sistema de AFP. Ahí
está el nudo gordiano.
Ahora se ha
puesto en discusión. Lo que pasa es que este sistema, que ya tiene 32 años, no
se había discutido, porque los dueños de las AFP son también dueños de los
medios de comunicación y no quieren que los trabajadores conozcan y se den
cuenta del fracaso.
Hay quienes
plantean que una AFP estatal duplicaría el monto de las pensiones, mientras
otros señalan que sólo consolidaría el sistema actual.
Yo digo que
la AFP del Estado no sirve para mejorar las pensiones, pero apoyo la idea por
una razón muy sustantiva, que la he demostrado en artículos y en los libros que
he escrito: el poder que manejan los grupos económicos es tal que si se lo
quitamos de manera importante se hace más fácil el cambio, así de sencillo. Si
las AFP invierten el sesenta por ciento de los fondos fuera de Chile, una AFP
del Estado tendría que invertir en Chile, y eso significa empleo, desarrollo,
justicia social. Si les quitamos a millones de afiliados, las AFP no van a
poder usar esa plata para influir negativamente en la política: están influyendo
en la política, financiando campañas, etc.
Usted plantea
un sistema de protección social donde haya participación de los empleadores en
las pensiones, pero manteniendo el sistema de AFP en paralelo como está…
No, no, no,
hay etapas en esto. Para poder cambiar el sistema, de partida hay que tener a
la mayoría de los diputados y senadores en ejercicio, o sea que en algunas
partes, por ejemplo la candidata Michelle Bachelet, necesitaría tener doblajes
para poder avanzar en estas materias, pero sobre todo convicciones políticas
porque otras veces hubo ese quórum y no se quiso intentar en ese momento. Ahora
existe la posibilidad de que se den el quórum para aprobar cambios. ¿Cuáles
serían los cambios que pudieran salir rápidamente, que respeten principios y
ayuden a la gente? Uno que ha sido aprobado también en el Senado, en una
comisión especial que preside Eugenio Tuma, y que fue propuesto por una
organización que yo presido y que se llama Acusa AFP, y es que se legisle para
que le demos libertad a las personas de elegir. Entonces, que las personas
elijan quiénes se quieren quedar en la ruleta rusa de las AFP y quiénes
queremos incorporarnos a un sistema de pensiones público, libre, solidario y
participativo.
Un estudio
del Cenda, presentado por el economista Manuel Riesco, se señala que de cada
tres pesos que ingresan a los fondos de pensiones, sólo uno va al pago de la
jubilación de los afiliados. Además, se mostró que en 2012, las
cotizaciones duplicaron el monto de las pensiones pagadas y que,
adicionalmente, el Estado aportó subsidios que equivalen a dos tercios del
costo de éstas. Estas cifras demostrarían que el sistema está diseñado para
financiar a los grandes grupos económicos, ¿Vale la pena mantenerlo en alguna
medida o es necesario cambiarlo de raíz?
Por eso es
bueno que la gente se informe contra las mentiras oficiales. En mis libros yo
he podido demostrar sin objeciones que si en 1981, cuando se instauró el
sistema, el país gastaba un 1,5 por ciento del Producto Geográfico Bruto (PGB)
en pensiones, hoy día estamos gastando cerca del cinco por ciento. Y llevamos
entonces más de treinta años gastando más del cinco por ciento del PGB en una
situación como esta, que nos hacen aparecer como exitosa, cuando en realidad la
gran parte de la torta se la llevan los grandes grupos económicos. Yo creo que
las cifras que proporciona Manuel Riesco son serias. El tema principal es que
haya primero conciencia en los trabajadores. Hay diversos paros que se han
estado dando en el país, por ejemplo el de los trabajadores municipales, pero
el tema principal no es el tema de las pensiones. Los trabajadores de la ANEF
tienen en su propuesta cambiar el sistema, que es muy valiosa, pero no ha
habido ninguna propuesta de cambiar las pensiones, falta mucha conciencia.
Recorro el país dando charlas y me doy cuenta del desconocimiento. Se ha
avanzado, por supuesto. Se requiere voluntad política, se requieren ciudadanos
que les exijan a los candidatos.
Pero se habla
de “reformar” el sistema de pensiones ¿es posible terminar con las AFP?
Yo soy
partidario de terminar con ellas, pero hay diversos caminos para terminar. El
principal activo de las AFP son los trabajadores afiliados, somos diez millones.
Si usted crea una AFP del Estado y se lleva nueve de los diez millones, las AFP
valen nueve veces menos. Y eso significa que si llega un momento determinado en
que el país diga que hay que cambiar el sistema porque es malo, y ellos digan
que hay que respetar el derecho de propiedad, sí, pero si querían cien, vamos a
pagar diez, porque se han quedado sin su activo mayor, que son los
trabajadores. La indignación nos está llevando solamente a pedir cosas que son
valiosas, pero al mismo tiempo, a no discutir en cuáles son los caminos para
avanzar en ello.
¿Qué pasa con
la presión de los grandes grupos económicos? ¿El gobierno que instaure esta
reforma va a ser capaz de resistir el lobby, porque no fue lo que ocurrió
anteriormente?
En Chile no
había mayoría para cambiar el sistema de AFP. En la Concertación, durante
veinte años, la mayoría de los concertacionistas mantuvo el sistema de AFP, y
los que éramos críticos de él, siendo concertacionistas, nos constituimos en
una minoría honrosa, pero minoría. Para poder cambiar el sistema hay que tener
mayoría política y mayoría institucional, y eso se logra con el apoyo de los
gremios, eligiendo parlamentarios que vayan a cambiarlo, y haciendo que
Michelle Bachelet, que parece que va a ganar, se dé cuenta de este gran
mensaje, y que la comisión que nombre se trate de personas que sean
capaces de decir que escojamos entre el sistema de AFP y uno público, solidario
y de reparto, y que sean los chilenos los que decidan finalmente. Así como si
tuviéramos un plebiscito. Aquí tenemos propuestas para cambiar el sistema.
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