En medio de la pandemia por la COVID-19, con tres meses de confinamiento, los hondureños no han perdido el sentido del humor, al definir los tapabocas de protección entre "mas-carillas", que usan los que pueden comprarlas, y más-baratillas", aquellas para los pobres y más golpeados por el coronavirus SARS-CoV-2.
Hasta antes de la pandemia por la COVID-19, que según fuentes médicas estaría a punto de llevar a los hospitales públicos al colapso, por tanto enfermo, las mascarillas por lo general solo eran asociadas con los médicos y enfermeras atendiendo pacientes en los hospitales. EFE
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