08/09/2017
Harvey, Irma, Katrina, Andrew: los nombres de los
huracanes no están puestos porque sí. La idea es que sirvan para facilitar
la divulgación de alertas de manera más sencilla que con una denominación
técnica y hay un grupo de científicos que una vez por año se sientan a una mesa
para revisar las listas que alterna masculinos y femeninos, en orden
alfabético. En Ginebra, Suiza, la Organización Meteorológica Mundial (OMM)
es la encargada de bautizar a los huracanes.
“Ellos preparan listas de 21 nombres, que deben ser
fáciles para que la gente los recuerde. Se repiten cada 6 años”, explica
a Clarín Rosana Nieto Ferreira, profesora de Ciencias de la Atmósfera
de la East Carolina University. Agrega que “es una práctica que se hace desde
1953. Al principio sólo se elegían nombres de mujeres, pero desde 1978
también se utilizan nombres de hombres. Cualquier nombre de un huracán que
haya producido muchas pérdidas de personas o económicas ellos lo jubilan,
deciden no utilizarlo más. Por ejemplo, nunca más habrá un huracán que se
llame Katrina” (que causó cerca de 2.000 muertos en Nueva Orleans y el sur
de Estados Unidos en 2005).
La lista se elabora por región y tiene nombres en
inglés, francés y español, en orden alfabético. Se omiten las letras Q, U,
X, Y y Z porque se estima que son pocos los nombres que comienzan con esas
iniciales. Se reciclan cada 6 años. La nómina de este año, por ejemplo, es la
misma que se utilizó en 2010. En esta temporada ya hubo cuatro originados en el
Atlántico: Frankly, Gert, Harvey e Irma. Y en las últimas horas se
agregaron José y Katia, que acaban de formarse.
La experta señala que la lista comenzó con nombres
exclusivamente femeninos porque en esos tiempos la mayoría de las personas que
trabajaban con los nombres de huracanes eran hombres y los bautizaban como sus
novias, esposas o madres. Pero luego se corrigió el desequilibrio de género.
“Hubo un cambio en los setenta. La idea era que no sólo las mujeres fueran
devastadoras, o sinónimo de devastación”, afirma Nieto Ferreira.
En 2014, un estudio de la Universidad de Illinois
afirmó que los huracanes con nombres de mujer eran más letales que
aquellos con nombre masculino. Los científicos analizaron las cifras de
muertes causadas por huracanes en Estados Unidos durante más de seis décadas y
concluyeron que las tormentas con nombre de mujer mataron a casi el doble
de personas. No es que sean más potentes que los que tienen nombre de
hombres: lo que aparentemente sucede es que los ciudadanos perciben a los
huracanes “femeninos” como más inofensivos o débiles y no toman las
precauciones necesarias para enfrentarlos, señala la investigación.
Aunque muchos meteorólogos no suelen tomar demasiado
en serio ese estudio, el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos alerta
que los habitantes deben siempre poner el foco en la amenaza que encierra cada
huracán, independientemente de cómo se llame.