Miércoles 21 de junio de 2017
Tegucigalpa, Honduras. – Con base en la Encuesta
de Hogares de Movilidad Humana sobre Vivienda de Niñez y Adolescencia Migrante
no acompañada retornada, la Organización Internacional para las
Migraciones (OIM) encontró que la mayoría (94.6 %) de estas familias vive en el
área urbana de Honduras y tiene en promedio 6 personas dentro del hogar.
El estudio evidenció que, en el caso de la niñez y
adolescencia retornada, la mayoría tiene acceso a energía eléctrica propia
(83.9 %) y a agua potable (70.8 %). Sin embargo, el 50 % del total de las
familias no tiene acceso a un inodoro conectado a alcantarillado. Es decir,
estás personas utilizan inodoro conectado a fosa séptica, letrinas e incluso un
pequeño porcentaje (0.9 %) no tiene ningún tipo de acceso a inodoro.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), este
tipo de situaciones pueden contribuir a la transmisión de bacterias, virus y
parásitos. Es una importante causa de enfermedades diarreicas, que anualmente
producen miles de muertes infantiles, y representa además un importante
problema de seguridad, especialmente en niñas, adolescentes, y mujeres, que
corren el riesgo de sufrir acoso o abusos sexuales por la noche en lugares
apartados de la vivienda.
Por otro lado, una de cada diez niñas, niños y
adolescentes migrantes retornados habita en viviendas con piso de tierra y con
paredes de bahareque o adobe. Según el Banco Mundial, los pisos de tierra son
indicadores primarios de pobreza. Al habitar viviendas hechas con estos
materiales, la niñez y adolescencia es vulnerable a enfermedades parasitarias o
enfermedades como Chagas.
Según la investigación, el 74.6 % de las familias de
la niñez migrante no acompañada retornada de Honduras dice ser propietaria de
su vivienda. Sin embargo, el porcentaje de tenencia o propiedad es menor cuando
la jefa de hogar es una mujer.
El análisis de la OIM concluye que esta población
presenta condiciones que potencian enfermedades que afectan su desarrollo
físico, nutricional y cognitivo. Ante esto, la OIM hizo un llamado a las
familias, a la sociedad y al Estado hondureños para que garanticen los derechos
de todas las niñas, niños y adolescentes a gozar del más alto nivel de salud
posible y de crecer en un entorno digno en el que se priorice su protección y
se brinde lo necesario para que alcancen el máximo de su potencial. Para la
OIM, esto es de especial importancia para los grupos más vulnerables, como lo
son la niñez y adolescencia migrante no acompañada retornada a las zonas
rurales.
Estos datos se recolectaron mediante la Encuesta
de Hogares de Movilidad Humana en El Salvador, Guatemala y Honduras,
implementada por la OIM entre noviembre de 2015 y marzo de 2016 con el objetivo
de contribuir a que en la atención en situaciones de vulnerabilidad a migrantes
se priorice a la población más joven. “Gracias a estos hallazgos, OIM
aporta información transparente, verificable, objetiva y segura al Estado
hondureño para la generación de acciones, planes y políticas a favor de la
niñez y adolescencia migrante”, señaló el Jefe de Misión de la OIM para El
Salvador, Guatemala y Honduras, Jorge Peraza Breedy.
La encuesta se ejecutó en el marco del proyecto Iniciativa
de Gestión de Información de Movilidad Humana en el Triángulo Norte de
Centroamérica (NTMI), financiado por la Agencia de los Estados Unidos para el
Desarrollo Internacional (USAID) para fortalecer las capacidades para
recolectar, analizar y compartir información de movilidad humana para apoyar la
acción humanitaria y la protección de poblaciones vulnerables en El Salvador,
Guatemala y Honduras.