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Lunes 01 de
mayo de 2017
El nuevo
método, que revolucionará el panorama arqueológico, permite extraer los restos
de ADN que se conservan en los sedimentos de los yacimientos arqueológicos,
según detalla la revista Science.
La técnica
dará un vuelco al trabajo de los paleontólogos porque “lo normal es que los
yacimientos carezcan de restos óseos para analizar y las muestras que existen y
que ya están catalogadas. Las muestras neandertales, por ejemplo, son las
mismas desde hace una década. Todo eso limitaba nuestro trabajo cada vez más”,
ha explicado a Efe el paleogenetista del Instituto de Biología Evolutiva (IBE),
Carles Lalueza Fox..
Además, la
técnica que es “barata y prácticamente inagotable, nos dará la oportunidad de
volver a analizar yacimientos donde no hay restos fósiles y ver cosas que hasta
ahora eran invisibles para nosotros como la diversidad de una cueva y
determinar qué humanos ocuparon un lugar a lo largo de miles de años,
analizando cada nivel y cada estrato del yacimiento“, destaca.
Es más,
“extrapolada a tiempos más recientes, la técnica ofrece un sinfín de
posibilidades. Podremos volver a cualquier periodo en el que haya habido
distintas fases de ocupación de un lugar, a lo mejor por parte de distintas
culturas y podremos investigar cómo eran genéticamente esos individuos en cada
nivel de ocupación” e incluso “saber cómo un grupo se convierte en otro
genéticamente diferente al cabo de miles de años“, explica el genetista.
Sedimentos
en ocho yacimientos
Para probar
su técnica, los investigadores han estudiado los sedimentos de ocho yacimientos
arqueológicos europeos, entre ellos la cueva de El Sidrón (Asturias) que cuenta
con numerosos restos de neandertal.
“Aplicando
las tecnologías de secuenciación masiva del genoma a las muestras de sedimento
de estos yacimientos, hemos recuperado ADN de homínidos y megafauna”,
probablemente procedentes de defecaciones, sangre o restos descompuestos,
detalla Lalueza-Fox.
Una muestra
de sedimento. Crédito: Sylvio Tüpke, Instituto Max Planck
En el
estudio se analizaron 85 muestras de sedimento. Las más antiguas de 550.000
años y las más nuevas de 14.000 años pero todas ellas del Pleistoceno.
Una de las
conclusiones paleontológicas más relevantes del estudio se encontró en la cueva
de Denisova (Siberia), donde ya se había documentado previamente la presencia
de dos tipos de homininos: neandertales y denisovanos.
El análisis
de las muestras de suelo ha permitido confirmar que ambos grupos alternaron el
uso de la cueva de Denisova. “Están intercalados en estratos diferentes: en el
nivel más antiguo hay denisovanos, después encontramos restos neandertales,
después denisovanos, después neandertales otra vez y, por último, denisovanos”,
aclara Lalueza-Fox.
Queda
demostrado, por tanto, que la técnica “permite incluso atribuir un determinado
nivel estratigráfico, o una ocupación o un yacimiento a un grupo de homininos
determinado”, subraya.
La técnica
será muy útil, sobre todo en los yaci mientos del este en los que no hay
restos fósiles, ya que los neandertales y los denisovanos compartieron la misma
industria lítica y la ausencia de ADN hacía imposible determinar qué grupo
había ocupado un yacimiento en concreto.
En el resto
de yacimientos del estudio, -salvo en El Sidrón- se han encontrado restos de
mamíferos, “algunos de ellos ya extinguidos” como el mamut o el rinoceronte
lanudo de Eurasia, desaparecidos hace 4.000 y 30.000 años, respectivamente.
El trabajo,
que es una “prueba de concepto” (la demostración de una nueva técnica),
multiplicará las posibilidades de los arqueólogos y genetistas que descubrirán
que el suelo “está plagado de secuencias de ADN de organismos que ocuparon el
terreno”, destaca el paleoantropólogo del CSIC y coautor del trabajo.
Fuente:
Antonio Rosas. EFE