Lunes 08 de mayo de 2017
Por Thierry Chiarello y
Sarah White
PARÍS (Reuters) - Puede
que Emmanuel Macron ganara las elecciones presidenciales francesas del domingo
con un margen confortable, pero incluso el entusiasmo de sus seguidores se
templa ante el desafío que el inexperto político afronta para atajar los
enraizados problemas económicos, sociales y de seguridad de Francia.
Macron, exministro de
Econmía que nunca antes se había presentado para un cargo electo, venció a la
líder de extrema derecha Marine Le Pen por un 66 por ciento de los votos contra
un 34 por ciento - una diferencia por encima del 20 por ciento que vaticinaban
los sondeos.
Helen Lhuillier, una
canadiense de 73 años que vive en Francia desde hace 40 y asistió a la fiesta
poselectoral fuera del Museo del Louvre, dijo que le gustaban las
"políticas, la personalidad y el entusiasmo" de Macron.
"Lo que ha logrado
en un año es impresionante", añadió. "Espero que pueda hacer avances,
pero debemos ser realistas. Tiene trabajo por delante".
Ese trabajo empieza ahora
mismo.
El centrista de 39 años
ha prometido superar la tradicional división entre derecha e izquierda que ha
permitido que los intereses particulares bloqueen las reformas económicas
fundamentales.
Y ahora tiene que hacer
justo eso para asegurar una mayoría parlamentaria en junio para un movimiento
político de sólo un año que nunca antes había propuesto candidatos.
"Sólo podemos
esperar que Francia aproveche su oportunidad", dijo el parisino Michael
Jeuga el lunes.
"Es una nueva forma
de trabajar, un poco diferente a la política de derecha e izquierda que tenemos
habitualmente ... Ahora tenemos las elecciones legislativas y será complicado
cambiar algo realmente", dijo.
EL ENTUSIASMO TIENE
LÍMITES
Pese a la determinada
voluntad de Macron, el entusiasmo por el exbanquero de inversión tiene sus
límites.
Un sondeo el domingo
entre casi 7.000 votantes realizado por Harris Interactive mostró que el 59 por
ciento de los votantes de Macron lo habían elegido principalmente para evitar
que Le Pen sea presidenta, lo que refleja el desagrado a un partido largamente
considerado un paria en Francia por sus asociaciones xenófobas.
El sondeo, para la
televisión M6, también mostró que los seguidores de Le Pen están mucho más
convencidos de las políticas de su candidata: el 56 por ciento de los votantes
de Le Pen dijo que habló de sus preocupaciones, mientras que sólo un 21 por
ciento de los de Macron dijo lo mismo de él.
Macron planea atajar una
década de lento crecimiento y creciente desempleo al reformar el mercado
laboral del país, simplificar los sistemas de impuestos y pensiones, limitar
las regulaciones y gastar más en educación, no menos en las zonas deprimidas.
Le Pen ofreció una visión
radicalmente diferente, proponiendo retirar a Francia del euro, celebrar un
referéndum sobre la pertenencia a la Union Europea e imponer políticas
proteccionistas para blindar a los trabajadores franceses de lo que denominó
una "salvaje globalización".
Benjamin Boss, un
trabajador de banca de 26 años, dijo el lunes que la victoria de Macron
contrastaba con el referéndum británico del año pasado a favor de salir de la
UE y la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos. Añadió que
Francia había rechazado a aquellos que querían "construir fronteras y
muros y rechazar a los inmigrantes".
"Ahora tenemos a una
persona que de verdad quiere avanzar, así que es algo absolutamente
excepcional", dijo.
Uno de los presentes en
la fiesta del domingo, el técnico nuclear de 50 años Alain Perrouault, dijo que
había votado a favor de Macron sobre todo para detener a Le Pen.
"Quiero vivir en una
democracia", dijo, añadiendo que también votaría por el partido de Macron
en las elecciones parlamentarias "para que pueda gobernar".
"EL MENOR DE DOS
MALES"
Macron espera que muchos
de sus votantes se decidan de igual forma mientras se enfrenta la lista de
cosas por hacer mientras el país tiene un paro de alrededor del 10 por ciento,
fuertes tensiones en barrios pobres y la radicalización islamista en terreno
francés que ha contribuido a la ola de ataques desde 2015.
Contrariamente a las
elecciones presidenciales, en las que los partidos tradicionales fueron
eliminados en la primera ronda, estos serán una fuerza a tener en cuenta para
los comicios parlamentarios.
La trabajadora
informática Saskia Jenesen dijo que la visión en el Louvre de "toda la
gente joven que estaba realmente motivada por la política" le había dado
esperanza - pero que los sondeos del domingo le habían parecido una elección
entre "el peor de dos males".
Y muchos compartían este
pensamiento - particularmente entre aquellos a la izquierda que se oponen
vehementemente a Le Pen pero consideran intragables los planes de Macron de
reducir los impuestos a las empresas y reducir el empleo público.
Los votos blancos o nulos
alcanzaron un récord del 11,5 por ciento, mientras que la abstención fue del
25,4 por ciento, según datos oficiales.
Incluso el denominado
"Frente Republicano" - un movimiento de dos partidos que terminó con
las opciones en segunda ronda del padre de Le Pen, Jean-Marie, en las
elecciones de 2002 - fue mucho más débil en esta ocasión.
Con el 34 por ciento del
voto, Marine Le Pen casi duplica el resultado de su padre. Los analistas de
Harris sugirieron que había recogido un significativo número de votos de los
candidatos de centro derecha e incluso de extrema izquierda que quedaron
eliminados en la primera ronda.
Esto pone de relevancia
que el intento de Le Pen de "desintoxicar" la imagen de su partido -
cuyo fundador y su padre, Jean-Marie, tiene varias condenas por incitar al odio
y la discriminación y por minimizar el Holocausto - había tenido cierto éxito,
a pesar de que no logró su meta.
Jean-Francois Perier, de
76 años, habló en un acto poselectoral de Le Pen diciendo que el debate entre
candidatos de la semana pasada había ido mal para ella.
"Claramente ella no
aprobó. Hay algo que no sé que es pero no funcionó. Ahora esperamos un rebote
en las elecciones parlamentarias", dijo.