Por Jesús Del Toro
Miércoles 03
de mayo de 2017
En los
acuerdos entre el Capitolio y la Casa Blanca no hubo espacio para el muro.
Tras una
intensa negociación, el Congreso de Estados Unidos logró un acuerdo de
presupuesto que permitirá mantener el gobierno federal en operación hasta el 30
de septiembre. En ese esquema no se incluyó dinero para el proyecto de
construir un muro fronterizo del presidente Donald Trump.
Y como
señaló el periódico The Hill, el acuerdo legislativo –que tuvo el aval tanto de
republicanos como de demócratas– tampoco eliminó ciertos fondos destinados a
las llamadas ‘ciudades santuario’, jurisdicciones que no colaboran en ciertas
tareas de inmigración y que han sido otro de los blancos de Trump.
Se trata de
un revés para el presidente, que no podrá usar el presupuesto –al menos en los
próximos meses– para avanzar esos dos punzantes aspectos de su política en
inmigración pues, como se ha comentado en medios, la Casa Blanca al final tuvo
que desistir en incluir financiamiento para el muro fronterizo en el
presupuesto complementario porque esa partida se había convertido en la manzana
de la discordia que ponía en riesgo el acuerdo general.
Los
demócratas ciertamente lo rechazaban de tajo, pero muchos republicanos tampoco
querían incluir dineros para el muro en su presupuesto, algunos por rechazar
elevar el gasto público y otros por consideraciones políticas o ideológicas. La
cuenta de votos en ese debate no daba para aprobar el presupuesto, y el
espectro del cierre del gobierno estaba en la mesa.
Al final,
aunque Trump se obstinó por un tiempo, al parecer dio su brazo a torcer y
aceptó dejar para septiembre el tema de la financiación del presupuesto en aras
de lograr un acuerdo y prevenir un cierre del gobierno, que habría sido un
varapalo político para su, de por sí, magra lista de éxitos en lo que va de su
mandato.
Otra debacle
negociadora ante su propio partido, como sucedió hace unas semanas con el
fallido intento de Trump de lograr una reforma del sistema de salud, no entraba
en las cuentas de la Casa Blanca, máxime cuando están en puerta negociaciones
trascendentales como la reforma del sistema de impuestos y una nueva propuesta
en materia de salud. El muro no valía esa misa.
Con todo,
Trump y los republicanos lograron incluir recursos importantes para avanzar sus
políticas de defensa y seguridad. De acuerdo a The Washington Post, el presupuesto de aquí a septiembre
incluye 12.500 millones de dólares adicionales para gasto militar y 1.500
millones extra para seguridad fronteriza. En lo estrictamente presupuestario,
estos últimos fondos sólo podrán usarse, con todo, para inversión en tecnología
y reparaciones en las vallas existentes en la frontera con México y no para
levantar o ampliar lo ya existente. Pero en el plano propagandístico es de
suponer que Trump y sus portavoces presentarán el esquema y el resultado del
ejercicio de esos recursos como un avance en el cumplimiento de su promesa de
muro fronterizo.
Ese enfoque
podría mitigar la falta de avance en el gran esquema de muro prometido por
Trump pero en realidad resulta insuficiente en comparación a las promesas del
presidente en su campaña y en lo que va de su gobierno. Por ello, es posible
que la Casa Blanca intente de nuevo asegurar más fondos para el muro en la
próxima negociación para el presupuesto aunque, en realidad, los argumentos por
los que los republicanos se opusieron ahora se mantendrían también en los
próximos meses.
No habría
hasta el momento razón para suponer que el muro resultará aceptable en
septiembre si no lo fue en abril, dado que el rechazo a ese proyecto tiene que
ver con razones de fondo y no de mera coyuntura.
Pero la
baraja política puede ser diferente en el futuro y Trump podría tener un mejor
juego en los próximos meses que el que tuvo ahora y con el que no le quedó
opción sino pasar en la cuestión del muro. Desde luego, el riesgo de que hacia
septiembre, cuando comienza a activarse el año electoral con miras a las
elecciones intermedias de 2018, muchos legisladores republicanos se
cuestionarán lo que el muro les da o les quita en su intento de reelección. Ese
factor será entonces una pared de relevancia en el destino del posible
presupuesto para el muro de Trump.
Ese freno
presupuestario al proyecto a gran escala del muro fronterizo no apagará, en
todo caso, la retórica del gobierno al respecto. Por el contrario, la Casa
Blanca podría, por ejemplo, afirmar que el esquema sigue y que sí se tienen
recursos para ello (los 1.500 millones de dólares en seguridad fronteriza). Y
podría redirigir su discurso para destacar que las mejoras tecnológicas y las
reparaciones que sí están autorizadas son en realidad etapas de construcción
del prometido muro por Trump.
El propio
portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, avanzó ya ese mensaje. En su
conferencia de prensa dijo, de acuerdo al Washington Examiner: “No se equivoquen, el muro va a
ser construido… El presidente lo ha puesto muy claro. Tenemos cinco meses en lo
que queda de este año fiscal y estamos recibiendo 1.520 millones para seguridad
fronteriza, es mucho lo que se puede hacer con ello”. Y en el argot de las bienes
raíces y las hipotecas, asuntos cercanos a Trump, Spicer dijo que el
presupuesto aprobado “es un enganche en 2017 y en la preparación para el año
fiscal 2018, que empieza en octubre, esto será una prioridad mayor”.
Esos cambios
de guardia ya se ha dado antes: el propio John Kelly, secretario de Seguridad
Nacional, admitió hace unas semanas que no necesariamente se construirá
el muro a todo lo largo de la frontera (como Trump prometió en la campaña) sino
sólo en los lugares donde sea pertinente. En ese contexto, si se pasa a decir
que la promesa también se cumple aplicando alta tecnología o reparando
porciones deterioradas a modo de enganche, el muro tendrá aún larga vida, al
menos como elemento de retórica política y debate mediático.