Domingo 16
de abril de 2017
Antes de
examinar las virtudes del famoso punto P, el doctor Desvaux se dispone a
precisar que, en materia de sexualidad, están primero los usos, “aquello que
los humanos practican entre ellos para obtener placer”, y la investigación
científica, “que explica y valida los efectos respecto de los diferentes
estudios que se han hecho sobre el tema”. Hasta ahora, ningún estudio
científico ha defendido la tesis del punto P como equivalente del punto G femenino.
Desvaux
señala que existe “un orgasmo diferente del habitual, más difuso, visceral y
profundo y sin eyaculación”, que muchos de sus pacientes admiten haber
experimentado. La estimulación del ano y de la próstata procuraría sensaciones
próximas a las obtenidas durante las relaciones sexuales que implican el cuello
del útero y el fondo de la vagina en las mujeres.
Las razones
son simples: “Cuando se estimula la próstata, debemos atravesar la zona del
esfínter anal, particularmente inervado y musculoso”, precisa el doctor
Desvaux. La tensión del esfínter anal produce un primer tipo de sensación
conocida por muchos. El masaje prostático, por su parte, puede producir una
sensación más visceral, menos precisa en cuanto a la localización pero similar
al orgasmo profundo en las mujeres.
¿Cómo
lanzarse a la búsqueda del punto P? Como ocurre con cualquier práctica sexual
nueva, lo ideal es la exploración, que puede hacerse solo o acompañado. Esa es
la mejor manera de conocer los efectos que produce y las maneras de acceder a
ellos. Si la exploración se hace en pareja, es importante ir paso a paso y no
olvidar los preliminares.
Para abordar
el tema con tu pareja, puedes:
Practicar el
arte de fingir. Pregúntale a tu chica si ha oído hablar de la estimulación de
la próstata y qué piensa sobre ello. “Así sabrás si para ella es una práctica
reservada a los chalados, a los pervertidos o a los homosexuales”, explica
Desvaux. Si ese es el caso, acabas de evitar ser etiquetado. Y a la inversa, si
tu pareja se muestra interesa por la práctica, pasad a la fase 2.
Pasar a las
confesiones. Confíale tu curiosidad por la práctica y dile cuánto te gustaría
explorarla con ella. Se sabe: tu propio placer puede tener consecuencias
inesperadas y muy agradables sobre la sexualidad de ella.
¿Qué es la
próstata? Un órgano glandular con forma de castaña, ubicado frente al recto,
debajo y a la salida de la vejiga urinaria del hombre. Su consistencia es
blanda como la de una pelota de esponja. La próstata puede estimularse
presionando suavemente el dedo índice, como si quisiéramos masajearla. También
puede recurrirse a juguetes
eróticos, creados para tal efecto. Utilizarlos es fácil: una vez que
el aparato está colocado en la zona, las contracciones del perineo provocan
otras en el ano y, así, la estimulación prostática. Nada muy extravagante.
Pero cuidado
con los juguetes eróticos. El doctor Desvaux es claro: “Hay que evitar
improvisar con objetos cuya principal función no sea estimular la próstata. Es
importante respetar las reglas de seguridad, para evitar accidentes
engorrosos”. Los materiales también deben tenerse en cuenta. Los juguetes de
silicones, los lavables y los esterilizados son más higiénicos.
La
estimulación de la próstata no es una práctica extendida, aunque existen los
aficionados, por supuesto. Pero también los retractores. Y es que la
penetración anal en los hombres es un tema que, inevitablemente, ellos
relacionan con la homosexualidad o
la sumisión. “Las imágenes y la
simbología que se asocian a la sodomía
masculina suelen ser un freno a esta práctica”, subraya Desvaux. Los arcaísmos
suelen perduran, pese a la liberación sexual que vivimos actualmente. Ello
explica que sean pocos los hombres que se atreven a dar el paso, y si lo hacen,
lo mantienen en secreto.