Domingo 23
de abril de 2017
El liberal Emmanuel
Macron y la ultraderechista Marine Le Pen se disputarán dentro de dos
semanas la presidencia de la República en la segunda vuelta de unas elecciones
que este domingo habrían confirmado el vuelco electoral en un país que de
manera inédita ha derrotado a los principales partidos tradicionales, a saber,
los populares de François Fillon y los socialistas de Benoit Hamon,
completamente hundidos tras la legislatura saliente de François Hollande.
El resultado
deja a priori en una posición muy ventajosa a Macron, un candidato
europeísta capaz de atraer a votantes de derechas y de izquierdas,
especialmente a los jóvenes de grandes ciudades. Y es que su programa
socio-liberal se presenta como la alternativa moderada perfecta, hasta el
punto de que, de cara a la segunda cita con las urnas el próximo 7 de mayo, los
mismos sondeos le conceden una hipotética ventaja de más de 20 puntos
contra Marine Le Pen (ganaría con un 62% de los votos, según los sondeos)
que quiere sacar a Francia de la Unión Europa con una política
anti-inmigratoria muy férrea.
La
popular ha sacado la euforia a pasear antes de conocerse el recuento.
“Es un resultado histórico. Soy consciente del honor de pasar a segunda vuelta. Los
franceses deben aprovechar esta oportunidad histórica, la supervivencia de
Francia está en juego. Soy la candidata del pueblo. Lanzo un llamamiento a
todos los patriotas vengan de donde vengan”, clamó ante su público.
Le Pen lo
tendrá crudo en la segunda vuelta, tal y como predicen los datos. Solo hay que
ver para comprobarlo la reacción de sus rivales políticos, que se han puesto
inmediatamente en su contra. El primero, el socialista Hamon, que
compareció ante su público minutos después de cerrar los colegios
electorales para reconocer la derrota y pedir desde ya el voto para Macron,
todo con tal de no ver a la extrema derecha de Le Pen en el Eliseo. “Llamo
a luchar con todas nuestras fuerzas contra el Frente Nacional. Aunque no sea de
mi partido, prefiero ver en el poder a un adversario que a un enemigo de la
República”.
El primer ministro
francés, Bernard Cazeneuve, tampoco dudaba: “La presencia de un
candidato de extrema derecha 15 años después del impacto que hubo en 2002 nos
obliga a unir a todos los republicanos en su contra“.
Hasta
Fillon, el candidato de la derecha tradicional, ha pedido el voto
para Macron. “Es una inmensa decepción, no pudimos abordar en la campaña
las dificultades de los franceses ni el balance del (presidente) François
Hollande, ni los proyectos”, reconocía desolado.