Miércoles 03 de junio de 2015 – 03:50 PM
El cuarto informe del estado de la región nos revela
que la población centroamericana acrecentara aproximadamente once millones en
los próximos quince años. Con la salvedad que el crecimiento se genera en distintas formas en los países
del istmo.
En países como Guatemala y Honduras las tasas de
crecimiento de la población menor de 15
años superando al resto de los países, el otro país que les sigue es el
Salvador con la notoria
característica que la da la gran
influencia migratoria, la cual produce diferencias en el porcentaje del bono
poblacional.
Por su parte Costa Rica y Panamá el crecimiento de
la población mayor de 35 años resulta
ser más
predominante que la población “más joven”
También el
Estado de la Región ha evaluado minuciosamente otros periodos de crecimientos
entre los cuales se destaca período
1970-2010, las tasas de crecimiento del grupo de entre 35 y 64 años de Panamá
fueron más del doble de las de Guatemala, Honduras y Nicaragua.
En toda investigación relacionada con poblaciones
van intrincadamente unidos distintos aspectos geopolíticos, culturales y
económicos, es pertinente resaltar que en los países que el bono demográfico
poblacional inclina su balanza a población joven la cual se caracteriza por ser
personas en edad reproductiva, lo que duplica las probabilidad en el aumento
población a esto hay que sumarle la
condición de personas en edad económicamente activa.
El bono demográfico poblacional juvenil aglutina un
gran caudal de riqueza hablando en términos propositivos. Países con menos
recursos naturales han buscado la forma de aprovechar los beneficios que conllevan tener recurso
humano.
Los países
con mayor cantidad de personas de la tercera edad tienen que intensificar la
inversión en programas de pensiones y protección a la tercera edad.
En este contexto estamos de cara al camino que le
espera a la región si se construyen en forma positiva y se delinean estrategias
adecuadas se puede aprovechar de gran manera al crecimiento de la población
juvenil. Invertir en educación y en
programas y proyectos que maximicen el
desarrollo de las nuevas generaciones es
un factor clave para la inserción de los
jóvenes en sectores productivos.
En países como Japón
la educación anda en un porcentaje de 25% no es un milagro que las
nuevas generaciones cada vez más se encuentren más calificadas para competir a
nivel global.