Domingo 08 de marzo de 2015 – 02:00 PM
SEATTLE, Washington, EE.UU. (AP) — Cuando Félix
Vargas leyó el informe del Departamento de Justicia sobre Ferguson, Missouri,
le sonó familiar: una fuerza policial mayoritariamente blanca en una población
mayoritariamente negra; empleo injustificado de la fuerza; agentes no capacitados
para tratar con enfermos mentales.
Para Vargas se trataba de los mismos problemas que
enfrenta su comunidad hispana en la ciudad agraria de Pasco, Washington, donde
la Policía mató a tiros a un trabajador agrícola inmigrante el mes pasado.
"Sabemos que Pasco es apenas el lugar más
reciente donde esto ha sucedido", dijo Vargas, presidente de una
organización de empresarios hispanos llamada Consejo Latino. "Tenemos un
problema nacional. Seguimos enfrentando este problema de la Policía".
Ferguson se ha convertido en el emblema de las
tensiones entre las minorías étnicas y los departamentos de Policía desde que
Darren Wilson, un agente blanco, mató a tiros a Michael Brown, un joven negro
de 18 años y desarmado, a mediados del año pasado.
El Departamento de Justicia absolvió a Wilson, pero
en su informe la semana pasada formuló varias denuncias contra la Policía
local, tales como disparidad racial en los arrestos, prejuicios y acción
policial impulsada por motivos económicos: concretamente utilizar la comunidad
negra como alcancía para reformar el presupuesto municipal por medio de multas.
Aunque el informe se enfocó en Ferguson, sus
conclusiones han repercutido mucho más allá de los suburbios de St. Louis a
medida que comunidades en todo el país dicen que enfrentan los mismos problemas
con sus policías y alcaldías.
El presidente Barack Obama habló de esto el viernes,
en vísperas del 50 aniversario del "Domingo Sangriento" cuando la
Policía golpeó a decenas de personas en una marcha por los derechos civiles en
Selma, Alabama. Lo sucedido en Ferguson no es un hecho típico, pero tampoco es
un hecho aislado, dijo Obama.
Los dirigentes comunitarios en Anaheim, California,
han pedido una investigación federal de la Policía local. Una manifestación por
tiroteos de agentes en 2012 se volvió violenta y los vecinos dijeron tener la
impresión de que la Policía se enfoca especialmente en los hispanos en una
ciudad que pasó de ser mayoritariamente blanca cuando se construyó Disneylandia
a mayoritariamente latina.
José Moreno, presidente de la organización
comunitaria Los Amigos, en el condado de Orange, dice que el etiquetamiento
racial flagrante descubierto en Ferguson aparentemente no sucede en Anaheim,
pero quiere una investigación federal para estar seguro.
"Me parece excelente que el Departamento de
Justicia decidiera hacerlo en alguna parte. La pregunta es, por qué no
aquí", dijo Moreno.
En Pasco, donde vive Vargas, la composición racial
de la ciudad ha cambiado con los años y ahora más de la mitad de la población
es hispana, pero apenas uno de cada cinco de sus policías lo es.
Adicionalmente, son menos aun los que hablan bien el español.
En febrero, tres agentes —dos blancos y un hispano—
mataron a tiros a Antonio Zambrano Montes, un inmigrante mexicano de 35 años,
cerca de una intersección transitada. La Policía dice que Zambrano les arrojó
piedras. Vargas dijo que Zambrano podría padecer algún trastorno mental por
consumo de drogas.
El alcalde de Pasco, Matt Watkins, dijo que está
dispuesto a una investigación federal de la Policía y que le interesaría
conocer más cifras de arrestos y otros posibles índices de discriminación
policial.
Todas las fuerzas de Policía deberían investigarlo,
dijo la ex fiscal federal Jenny Durkan, quien participó de una investigación
federal que halló que la Policía de Seattle se apresuraba demasiado a emplear
la fuerza.
A veces las investigaciones traen reformas, pero las
percepciones cambian lentamente.
El Departamento de Justicia fue a Miami después que
la Policía mató a siete hombres negros en un período de ocho meses que concluyó
en 2011. Finalmente, el jefe de Policía renunció y hubo cambios en el empleo de
la fuerza mortal por la Policía, aunque algunos dicen que no hay suficientes
negros en la alta oficialidad policial.
En Liberty City, un barrio pobre de mayoría negra,
las suspicacias persisten.
Frente al salón de tatuajes donde trabaja, Ronnie
Bless lo expresó así: "Si cabes dentro de cierta etiquetación racial,
pueden hacerte lo que quieran".