Sábado 21 de febrero
de 2015 – 06:30 PM
DECEPTION ISLAND,
Antártida (AP) — El pasado, presente y futuro del planeta se juntan aquí, en la
península norte de la Antártida, el más salvaje, desolado y misterioso de los
continentes.
Las claves para
responder las preguntas más básicas de la humanidad están encerradas en este
congelador continental del tamaño de Estados Unidos más la mitad de Canadá: ¿De
dónde venimos? ¿Estamos solos en el universo? ¿Cuál es el destino de nuestro
planeta en calentamiento?
Los primeros
exploradores llegaron a la Antártida hace 194 años cazando riquezas del siglo
XIX, como pieles y aceites de ballena y foca, enrojeciendo las olas del océano
con sangre. Desde entonces, el primer continente formado ha demostrado ser un
cofre de tesoros para los científicos que intentan determinar todo, desde la
creación del cosmos, hasta qué tanto se elevarán las aguas con el calentamiento
global.
"Es una ventana
al universo y al tiempo", dijo Kelly Falkner, jefa del programa polar para
la Fundación Nacional para las Ciencias de Estados Unidos.
Durante una docena de
días en enero, en medio del helado verano antártico, The Associated Press
siguió a científicos de diferentes ramas en busca de criaturas de forma
alienígena, de pistas de contaminación atrapadas en antiguo hielo, sobras del
Big Bang, peculiaridades biológicas que podrían guiar potencialmente a mejores
tratamientos médicos, y tal vez, lo principal, señales de un derretimiento
indetenible. La travesía en un barco de la marina chilena a lo largo de las
South Shetland Islands y la vulnerable Península Antártica, que sale del
continente como un meñique fracturado, fue de 1.340 kilómetros (833 millas), y
le permitió al equipo de AP echar una mirada de primera mano a este vital
continente.
La Antártida conjura
imágenes de silenciosas montañas y blancas planicies, pero el más frío, seco y
remoto de los continentes no está dormido. Cerca del 98% de su superficie está
cubierta de hielo, el cual está en constante movimiento. Siendo un volcán
activo, la Deception Island es un crisol de condiciones extremas. Hay sitios
donde el mar hierve a 100 grados Celsius (212 Fahrenheit), mientras que otros
lugares pueden estar debajo de los 0 C (32 F). Y aunque el sol rara vez brilla
en los oscuros inviernos antárticos, parece que la noche nunca llega en los
días de verano.
Aunque los turistas
vienen a la Antártida por su belleza y lejanía, para los científicos todo es
trabajo. Lo que encuentren podría afectar la vida de personas a miles a
kilómetros de distancia. Si los expertos están en lo correcto y la plataforma
de hielo de la Antártida Occidental se ha comenzado a derretir
irreversiblemente, lo que ocurra aquí determinará si ciudades como Miami, Nueva
York, Nueva Orleans, Guangzhou, Mumbai, Londres y Osaka tendrán que combatir de
manera regular las inundaciones causadas por el aumento en el nivel de los
mares.
La Antártida "es
grande y está cambiando, y afecta al resto del planeta y no podemos darnos el
lujo de hacer caso omiso a lo que sucede ahí", dijo David Vaughan,
director de ciencia del Centro de Investigación de la Antártida de Gran
Bretaña.
A menudo, los
científicos encuentran algo distinto a lo que estaban buscando. El año pasado,
investigadores calcularon que el hielo en el lado oeste del continente se
estaba derritiendo más rápido de lo previsto. El mes pasado, científicos que
realizaban investigación geológica vital en ese derretimiento, observaban 800
metros bajo ese hielo en la más profunda de las oscuridades y encontraron una
sorpresa: peces de 15 centímetros de largo, y criaturas similares a los
camarones, que nadaban al lado de sus cámaras.
Los geólogos están
fascinados con los secretos de la Antártida. En una reciente expedición
científica comandada por el Instituto Antártico Chileno, Richard Spikings, un
geólogo investigador de la Universidad de Ginebra, blandió un enorme martillo
para recolectar muestras de roca de las islas Shetland del Sur y la Península
Antártica. Curiosos miembros de una colonia de pingüinos en Leogoupil Cape
observaban mientras golpeaba pedazos de granito negro y diorita que se
sobresalían del mar meridional. Hacia el final del viaje de dos semanas, sus
colegas comenzaron a llamarlo 'Thor' en son de broma.
"Para comprender
muchos aspectos en la diversidad de animales y plantas, es importante entender
cuándo se separaron los continentes", dijo Spikings. "Así que también
estamos aprendiendo sobre la verdadera antigüedad de la Tierra y sobre cómo
estaban configurados los continentes hace 1.000 millones de años, hace 500
millones de años, hace 300 millones de años", comentó, y agregó que esa
comprensión le ayudará a entender el papel fundamental de la Antártida en el
vaivén de los antiguos supercontinentes. Con nombres como Rodinia, Gondwana y
Pangea, los científicos creen que eran enormes masas de tierra que formaron
parte la historia del planeta y que se unían periódicamente mediante el
movimiento de placas.
Debido a que no
existe industria local, cualquier rastro de contaminación atrapado en el hielo
y nieve antiguos, proviene de químicos que llegaron de lejos, como el plomo que
era encontrado en el hielo hasta que fue eliminado de la gasolina, o los
niveles de radiación de pruebas nucleares superficiales realizadas a miles de
kilómetros y hace muchos años por Estados Unidos y la Unión Soviética, comentó
Vaughan.
El hielo indica cómo
han variado los niveles de dióxido de carbono —el gas que retiene el calor en
la atmósfera— a lo largo de cientos de miles de años.
Es también el lugar
donde un agujero en la capa de ozono, causado por refrigerantes y aerosoles
hechos por el hombre, se estaciona periódicamente por un par de meses y causa
problemas. Surge cuando la luz del sol vuelve a la Antártida en agosto,
provocando una reacción química que destruye las moléculas de ozono y causa un
agujero que alcanza su máximo en septiembre. Se cierra con el clima cálido de
noviembre.
Explorar la Antártida
es algo que el chileno Alejo Contreras, de 53 años, comenzó a soñar durante su
juventud, luego de leer el diario de Robert Falcon Scott sobre su travesía al
Polo Sur. Cuando Contreras finalmente llegó al Polo Sur en 1988, dejó de afeitarse
la barba, que ahora le llega al pecho y va sin rumbo fijo, al igual que sus
exploraciones.
La Antártica es
"como el congelador del planeta", dijo Contreras, quien ha comandado
14 expediciones al continente. "Y ninguno de nosotros se atrevería a ensuciar
el hielo".
Debido a la
naturaleza prístina del extremo sur del mundo, cuando un meteorito cae ahí
permanece intacto. Así que los investigadores encuentran más meteoritos, a
menudo del cercano Marte, incluyendo uno descubierto hace casi 20 años que hizo
que los científicos inicialmente pensaran, de manera incorrecta, que habían
encontrado pruebas de que alguna vez hubo vida en Marte.
Éste es un lugar con
paisajes sacados de una película de ciencia ficción. La NASA utiliza la lejanía
del continente para estudiar lo que la gente tendría que enfrentar si visitara
Marte. El aire seco también es perfecto para que los astrónomos espíen el
espacio profundo y miren al pasado.
Durante un viaje
reciente a Deception Island, Peter Convey, un ecologista del Centro de Investigación
de la Antártida de Gran Bretaña que ha visitado el continente durante 25 años,
soportó fuerte lluvia, temperaturas congelantes y vientos de más de 37
kilómetros por hora (20 nudos) para recolectar muestras de musgos esponjosos de
color verde y café que crecen en la ceniza de las montañas de roca negra de la
isla volcánica. Buscaba claves en su genética para determinar qué tanto había
evolucionado la especie en la Antártida, aislada de otros continentes.
"He tenido
suerte y he ido a la mitad del continente, así que he estado aislado del ser
humano más cercano por 400 o 500 kilómetros (250-300 millas)", dijo
Convey. En su lejanía hay raras formas de vida, elevando la esperanza de que
pudo haber vida en otros ambientes extremos como Marte, o que incluso la hay en
la actualidad, escondida bajo el hielo de la luna de Júpiter, Europa.
"Este es uno de
los lugares más extremos en los que uno podría esperar encontrar vida. Y la
hay", señaló Ross Powell, un científico de la Universidad Northern
Illinois, quien en enero utilizaba un submarino a control remoto bajo el hielo,
en una parte distinta del continente, para descifrar el derretimiento, cuando
vio peces y crustáceos nadando ahí.
Unos 4.000
científicos llegan a la Antártida para investigaciones en el verano y cerca de
1.000 se quedan para el crudo invierno. También hay cerca de 1.000 personas
ajenas a la ciencia, cocineros, choferes, mecánicos, conserjes y el sacerdote
de la Iglesia Ortodoxa más al sur del mundo, ubicada en la cima de una rocosa
colina en la estación rusa Bellinghausen.
Pero la iglesia en la
colina es una excepción, un tenue rayo de luz del mundo que existe al norte.
Para los científicos, lo que hace este lugar especial es lo que hay debajo, que
provee una ventana al pasado y futuro de la humanidad.
"La Antártida,
en muchos sentidos, es como otro planeta", dijo José Retamales, director
del Instituto Antártico Chileno, a bordo del barco de la marina que navega por
Deception y otras South Shetland. "Es un mundo completamente diferente".