Discurso completo de JOH en Alianza por la Prosperidad del Triangulo Norte - El Articulista | Diario El Articulista Honduras – Noticias de Honduras, Últimas noticias de Honduras

Discurso completo de JOH en Alianza por la Prosperidad del Triangulo Norte

Share This

Jueves 26 de febrero de 2015 – 01:20 PM

Señor Presidente Pérez Molina, Señor Vicepresidente Ortiz Asencio, Señora Vanessa Rubio, Señor Scott Nathan, Señora Gina Montiel, señores miembros de la comunidad internacional, distinguidos miembros de la empresa privada de Guatemala, El Salvador y Honduras.

Antes que nada le doy las gracias a Dios por bendecirnos con este espacio en el que unidos estaremos impulsando el bienestar de todos los ciudadanos del Triángulo Norte. Quiero darles la bienvenida a nuestro país, y específicamente aquí a nuestra costa caribeña.

Es oportuno que estemos aquí reunidos para dialogar sobre la Alianza para la Prosperidad en una región tan representativa del enorme potencial de desarrollo que tiene todo el Triángulo Norte.

Me da una enorme alegría que después de tantos meses de trabajo constante, hombro a hombro entre nuestros tres países, hoy nos encontremos aquí listos para presentarles el Plan de la Alianza para la Prosperidad a ustedes.
Este encuentro con la empresa privada es únicamente el primero de muchos espacios que tendremos para dialogar sobre la Alianza para la Prosperidad con todo el pueblo del Triángulo Norte.

Próximamente se estará realizando un foro social centroamericano con toda la sociedad civil, los grupos organizados y alcaldes de los tres países.
Todos los sectores del Triángulo Norte debemos apropiarnos e impulsar este Plan, ya que seremos todos los hondureños, salvadoreños y guatemaltecos los que nos veremos beneficiados por el éxito de esta Alianza.

Es por eso que este encuentro es particularmente significativo, porque las 150 personas que se encuentran en este salón representan un pilar fundamental para el éxito de este Plan, y para la prosperidad equitativa del Triángulo Norte.
En nuestra prisa por ver hacia adelante, por progresar de manera unificada, nunca debemos olvidar qué fue lo que nos trajo aquí el día de hoy.

Hace menos de un año decenas de miles de nuestros jóvenes, niños y niñas en una situación de absoluta desesperación, escogieron la incertidumbre de un viaje lleno de peligros lejos de sus hogares a la certidumbre de su angustia por la inseguridad que los azota y la falta de oportunidades económicas para poder superarse.

Todos los que estamos aquí que somos padres de familia no podemos ni imaginar bajo qué circunstancias tomaríamos una decisión así por el bien de nuestros hijos. Lamentablemente, el día de hoy muchos de nuestros hermanos más vulnerables no lo tienen que imaginar, porque esta es su realidad todos los días.

Yo he escuchado ese grito de socorro como la motivación principal de mi gestión, y en el último año hemos visto resultados increíblemente alentadores sobre el impacto que podemos tener en los índices de inseguridad, en la generación de empleo y en la transparencia del Estado. Sin embargo, nuestras acciones aisladas como países y como individuos nunca va sumar a lo que podemos lograr si trabajamos con los mismos propósitos.

Si bien es cierto que los Presidentes Pérez Molina, Sánchez Cerén y yo tenemos la obligación de liderar esta unión a nivel estatal, todos los que estamos aquí presentes—y todos los ciudadanos del Triángulo Norte, particularmente los que tenemos el privilegio de haber prosperado por nuestros propios esfuerzos—tenemos la enorme obligación moral de luchar por darle las mismas oportunidades a nuestra niñez y juventud, y a todos nuestros compatriotas.

Recae en nosotros asegurar que cada uno de nuestros hijos hereden barrios y calles seguras, un sistema social compasivo, oportunidades de trabajo dignas y Estados democráticos y transparentes.

Para este fin, estamos aquí el día de hoy, tres países que a pesar de poseer características particulares, compartimos un sentido de fraternidad histórico que hoy nos impulsa a enfrentar nuestros monumentales retos con una sola voz.
Con esta voz hemos tomado la decisión de reconocer nuestros errores individuales y colectivos, hemos decidido hacer una valoración de las medidas que debemos tomar para restaurarle la dignidad a nuestros ciudadanos, sin importar si se encuentran en San Marcos (GUA), en La Unión (SAL), o en Yamaranguila (HON).

Con esa misma voz estamos hoy aquí, con el acompañamiento de nuestro vecino México y de los Estados Unidos, y ante la Comunidad Internacional, orgullosamente declarando nuestra intención de luchar por el bienestar de cada uno de nuestros ciudadanos y reconociendo que cada país por si solo puede hacer mucho, pero juntos podemos lograr muchísimo más.

Nos hemos propuesto trabajar juntos en cuatro grandes ejes, íntimamente vinculados: oportunidad económica, seguridad ciudadana, desarrollo social e institucionalidad democrática

La relación entre estos es muy sencilla—no importa cuántos proyectos de carreteras inauguremos nadie va transitar por ellos si son inseguros—no importa cuánto crezca nuestro PIB si esto no ayuda a mejorar las condiciones de nutrición, salud y educación de nuestros ciudadanos más vulnerables— Y cualquier esfuerzo que hagamos en cualquier campo sería en vano si no está anclado en un compromiso por fortalecer nuestra democracia, erradicar la corrupción y restaurar la confianza en las instituciones que deben retomar su lugar como el compás de la convivencia cívica y armoniosa de nuestra sociedad.

La estrategia que hemos propuesto para dinamizar nuestro sector productivo está focalizada en fortalecer los componentes estructurales más importantes para el crecimiento de nuestras economías.
En los próximos cinco años, por medio de la Alianza vamos a impulsar un desarrollo de infraestructura vial sin precedentes en la región.
Ya están planificados nueve corredores logísticos a nivel nacional y regional que tienen la potencialidad de transformar la forma en que nuestros ciudadanos y mercaderías se van a desplazar entre los tres países. Dentro de estas vías se encuentran los corredores de Puerto Quetzal, Atlántico, Pacífico, Acajutla y Agrícola.

A esto se sumará una gestión de facilitación del comercio, de puntos aduaneros conjuntos, del reconocimiento mutuo de medidas sanitarias entre los tres países y si Dios lo permite, en el caso de Guatemala y Honduras un sustantivo avance hacia la Unión Aduanera, a fin de crear un solo espacio económico que permita levantar entre nosotros las barreras a la libre movilidad de personas, bienes y servicios y nos unifique en nuestra relación comercial con respecto al resto del mundo—creando una administración aduanera común y abriendo oportunidades más atractivas para la inversión, la producción, el comercio y el consumo de nuestras poblaciones.

En la proporción en que se acorten los tiempos y los trámites para poder transportar mercadería y hacer negocios entre nuestros países, así se estrecharán los lazos entre nuestros ciudadanos y así se volverá más atractivo el Triángulo Norte como un mercado de inversión para capitales nacionales y extranjeros.

Con esta consolidación interna podremos aprovechar aún más los tratados comerciales ya existentes, podremos fortalecer nuestros controles de calidad y podremos reimpulsar nuestras agencias de promoción en el extranjero.
Todo esto también estará anclado en la focalización de nuestras políticas de promoción en áreas geográficas específicas y en sectores estratégicos.

Aquí debo agregar una aspiración personal mía—que en un futuro cercano contemos con un sistema migratorio unificado, que concretemos una homologación de los requisitos de entrada de los tres países y que adoptemos un mismo sistema de control biométrico—construyendo así un solo espacio migratorio, con una sola visa requerida para el triángulo norte, presentándonos al mundo como una región unida y con las puertas abiertas para turistas e inversionistas.

Y para nuestros ciudadanos, aspiro a que contemos con un documento de identificación con características similares, integrando así nuestras bases de datos migratorias y policiales y permitiendo la libre circulación de todos nuestros ciudadanos entre los tres países, estrechando los lazos que ya hoy nos unen.

Nuestros esfuerzos de integración económica se realizarán de manera paralela a una estrategia energética integral, que busca consolidar el marco regulatorio para la consolidación del Mercado Energético Regional, invertir en esfuerzos nacionales de las redes de transmisión, fomentar medidas que den transparencia y precisión en los costos de energía y tomar acciones que nos permitan duplicar la capacidad de la línea del Sistema de Interconexión Eléctrica de los Países de América Central.
En este sentido es de vital importancia que interconectemos nuestra región con México y Colombia y que extendamos los beneficios de la generación de energía limpia con gas de México al Triángulo Norte.

Este no es un trabajo exclusivamente nuestro, necesitamos de su apoyo para identificar las oportunidades en las que nos debemos enfocar y crucialmente para impulsar todas las medidas que sean necesarias para que nuestra competitividad colectiva de pasos agigantados hacia la eficiencia.

Con una estrategia energética subregional, infraestructura logística drásticamente ampliada, coordinaciones fronterizas sin precedentes, focalización de esfuerzos para el desarrollo de comercio—esperamos crear un clima propicio para que ustedes, sus empresas y sus socios comerciales prosperen, se expandan y tengan un mayor impacto aún en el desarrollo y prosperidad de nuestros ciudadanos.

Creo que puedo hablar por mis colegas Presidentes cuando digo que no hay ninguna fórmula para la prosperidad del Triángulo Norte que no incluya el desarrollo de sus industrias, de los sectores agroalimentario, forestal, minero, turístico y demás actividades impulsadas por el sector privado.

Es por medio del crecimiento de la empresa privada, de las plazas de empleo que esta produzca y de los sueldos dignos que paguen, que la gran mayoría de nuestros ciudadanos podrán prosperar y cosechar los frutos de su propio trabajo.
Ellos están más que dispuestos a hacerlo—únicamente necesitan de nosotros, tanto del gobierno como del capital privado para demostrarnos de la gran capacidad que los caracteriza.

Con el fin de preparar a nuestros ciudadanos al máximo de sus habilidades para ser miembros productivos de nuestra sociedad, otro de los ejes principales de la Alianza Para la Prosperidad se enfoca en desarrollar oportunidades individuales para todos nuestros ciudadanos.

El Plan de la Alianza contiene un abordaje integral de las principales dificultades a las que se enfrentan nuestros ciudadanos más vulnerables desde su nacimiento hasta su inserción en el mercado laboral productivo.
Por lo tanto, vamos a promover programas de desarrollo y atención temprana, así como programas de atención pre-escolar que incluyan componentes educativos, nutricionales y de salud.

Vamos a fortalecer los programas de nutrición de madres y niños. Implementaremos esquemas de retención escolar y ampliaremos la cobertura y la calidad de la educación escolar.
Esto solo atiende una parte las necesidades de nuestra niñez y juventud, pero de nada sirve que tengamos jóvenes educados y sanos si les hemos fallado en prepararlos para poder ser miembros productivos de nuestra sociedad.

Por esta razón, vamos a promover programas de formación técnica y vocacional que este estrechamente relacionada con las necesidades de nuestras economías. Vamos a expandir los programas de entrenamiento y la inserción laboral.
De esta manera, estaremos cumpliendo con nuestra obligación de darle las herramientas necesarias a cada uno de nuestros ciudadanos para que ellos puedan superarse por medio de su propio trabajo digno.

Por medio de estas medidas estaremos asegurándonos de que el Triángulo Norte tenga una nueva generación de ciudadanos dispuestos y capacitados para impulsar el desarrollo de nuestras economías y del bienestar de todos nuestros ciudadanos.
Estas medias para el desarrollo personal y colectivo de nuestros ciudadanos no sumarían a mucho si no están acompañadas por una lucha incesante por recuperar la paz y tranquilidad en todo el territorio del Triángulo Norte.
Los tres países llevamos ya varios años enfrentándonos a una oleada de criminalidad que estuvo cerca de ahogar a nuestras fuerzas de seguridad, nuestras cárceles, nuestros sistemas judiciales y consecuentemente a toda nuestra sociedad.

Uno de los logros más alentadores de la Alianza en esta etapa inicial es que hemos reconocido, colectivamente—tanto los países del Triángulo Norte, como los países productores y consumidores de la droga—que este problema que trasciende todas nuestras fronteras es una responsabilidad colectiva.
Su colectividad no excusa a ningún país, ni a Honduras ni a nadie, de afrontar sus responsabilidades. Y es precisamente en ese espíritu de hacerle un frente con esfuerzos conjuntos la razón por la cual nos encontramos aquí el día de hoy.

Por esa razón, el eje de Seguridad de la Alianza Para la Prosperidad es fundamental—y este se caracteriza no por un enfoque estrictamente reactivo, sino en un plan integral de seguridad que abarca la prevención, la readecuación de nuestras fuerzas de seguridad y el fortalecimiento de nuestros sistemas judiciales.
Todo esto será caracterizado por un nivel de cooperación—compartiendo mejores prácticas, fuerzas de tareas e inteligencia que llevarán a que juntos logremos resultados extraordinarios para todos nuestros ciudadanos.

El componente de prevención de violencia del Plan se enfocará en el fortalecimiento de programas a nivel familiar, comunitario y escolar para proporcionarle a nuestros niños y jóvenes espacios seguros para su desarrollo en tranquilidad.
No debemos caer en la trampa de pensar que por atender la prevención le estamos quitando recursos o atención a nuestras actividades tradicionales de seguridad. Nuestro esfuerzo por modernizar y fortalecer nuestras fuerzas de seguridad será contundente.

Continuaremos trabajando en la capacitación, equipamiento y profesionalización de todos los entes de seguridad. Esto será acompañado por mecanismos de planificación, evaluación, transparencia y un marco de absoluto respeto por los derechos humanos de todos nuestros ciudadanos.
Estas acciones serán acompañadas por una modernización de nuestros sistemas de justicia, ampliando el acceso a los servicios de justicia a nivel local, implementando acciones para reducir la mora judicial y fortaleciendo nuestras fiscalías.

Nuestras iniciativas en materia de prevención, seguridad y justicia representarán la punta de la lanza que utilizaremos para arrebatar los espacios que se había tomado el narcotráfico, neutralizar el fenómeno de las maras y la extorsión, y mitigar las incidencias de criminalidad común que más afectan a nuestra ciudadanía.

El éxito de todas las acciones que he mencionado están fundamentalmente ancladas en el último pilar del Plan—el fortalecimiento de nuestras capacidades institucionales.
Este fortalecimiento se va dar por medio de mecanismos de planificación estratégica, modernización, simplificación y absoluta transparencia.
Es nuestra obligación como estados generar una mayor eficiencia en el gasto público y mantener políticas fiscales y macroeconómicas sostenibles.

Para Honduras era simplemente imposible continuar con niveles de egresos y de recaudación que estaban completamente divorciados de nuestra realidad. En el último año hemos dado grandes pasos para rectificar esta situación.
Es nuestra obligación como estados generar una mayor eficiencia en el gasto público y mantener políticas fiscales y macroeconómicas sostenibles. Para Honduras era simplemente imposible continuar con niveles de egresos y de recaudación que estaban completamente divorciados de nuestra realidad.

En el último año hemos dado grandes pasos para rectificar esta situación. Sin embargo las acciones que tomemos como Estado solo son una cara de la moneda de los retos que tenemos para fortalecer la institucionalidad de nuestros gobiernos.
Si bien es cierto que el gobierno tiene una obligación absoluta por velar por el buen uso de los recursos que recaudamos debemos reconocer que esta recaudación ha sido históricamente inadecuada para cumplir con las obligaciones de un estado de derecho moderno e inclusivo.

Por lo tanto, la ambición del cambio que estamos buscando para todos nuestros ciudadanos tendrá que ir acompañada por un reiterado compromiso por parte del sector privado de cumplir todas las obligaciones fiscales que le corresponden.
Aquí hemos delineado únicamente los principales componentes de lo que es una estrategia de desarrollo integral del Triángulo Norte.

Estamos seguros de que estas y las demás iniciativas que forman parte del Plan tendrán un impacto sustancial y directo en el bienestar de todos nuestros ciudadanos.
Este principio de bienestar colectivo es lo que ha enmarcado el desarrollo del Plan Alianza Para la Prosperidad desde su inicio: así se lo comunicamos al Presidente Obama cuando nos reunimos con el en julio del año pasado, así quedó plasmado en el documento que le entregamos al Secretario General de la ONU Ban Ki-Moon y al Secretario de Estado John Kerry en septiembre, y así será reiterado en la reunión que sostendremos con el Vicepresidente Biden en Guatemala el próximo lunes.

Si bien es cierto que los Estados Unidos ha demostrado su anuencia a asignar mil millones de dólares para la ejecución de este Plan, es importante reconocer que esta cifra solo representa el 20% de los fondos que serán destinados a enfrentar los retos que hemos identificado.

Nosotros no esperamos que Estados Unidos ni cualquier otro gobierno se comprometa a desarrollar este plan sin un compromiso mucho mayor por parte nuestra.
Es por eso que en cumplimiento de nuestra obligación de velar por los intereses de todos nuestros ciudadanos, los gobiernos del Triángulo Norte estaremos aportando el 80% del presupuesto para atender estas necesidades.

Muchos aquí ya me han escuchado decir en ocasiones anteriores que Honduras está cambiando, pero aquí estamos demostrando que no solo es Honduras, sino todo el Triángulo Norte el que se está encausando en un nuevo rumbo de paz y prosperidad para todos.

Les reitero mi sincero agradecimiento por acompañarnos aquí el día de hoy, y espero que este sea únicamente el primero de muchos espacios en los que podamos dialogar sobre este nuevo camino de desarrollo que estamos construyendo juntos.


Pages