Jueves
09 de octubre de 2014 – 01:40 PM
El
Comisionado Nacional de los Derechos Humanos, Roberto Herrera Cáceres, dijo hoy
que ve nuevos “rayos de luz” en el país, con las acciones efectivas que se
están realizando contra la narcoactividad y la corrupción en Honduras.
Esto
nos permitirá, dijo el ombudsman hondureño,
abrir nuevos espacios donde se
pueda lograr una mayor efectividad del respeto a los derechos humanos de la
población.
Declaró
que el desplazamiento del narcotráfico
hacia Centroamérica le ha traído graves problemas principalmente a
Honduras, un país vulnerable desde el punto de vista de la fortaleza de sus
instituciones.
Agregó
que el narcotráfico ha introducido un clima de violencia generalizada que se
traduce en un estado de inseguridad ciudadana.
El
fenómeno de la migración forzada
Indicó
que la inseguridad ciudadana, sumada a la situación de pobreza que afecta a más
del 60% de los 8.7 millones de hondureños y a la situación de exclusión social
que viven las personas, ha motivado que mucha gente tenga que emigrar de sus
lugares de origen.
Explicó
que las causas económicas y el hecho de salvaguardar su propia vida, ante las
amenazas de las bandas de delincuentes y maras que tratan de reclutarlos o que amenazan la
integridad de sus niños y niñas, ocasiona un fenómeno complejo de migración
forzada
Reiteró
que los desplazamientos que han tenido los centros del narcotráfico hacia
Honduras y otros países centroamericanos han alimentado las corrientes de
pandillas juveniles y con ello la inseguridad ciudadana, lo que ocasiona que
haya migrantes que huyan de esa
situación de inseguridad.
Señaló
que hay mucha gente amenazada, gente que no quiere entrar en esas redes o que
desean desligarse de esas corrientes delictivas.
El
narcotráfico y la corrupción causan daños directos a los seres humanos
Según
Herrera Cáceres, los Estados tienen que estar preparados para adoptar las
medidas conducentes a hacer efectivos
los derechos humanos de las personas por
medio de la cooperación internacional, especialmente cuando se trata de fenómenos
transnacionales.
Comentó
que esos fenómenos transnacionales como
la corrupción, íntimamente vinculada con el narcotráfico, están ocasionando
daños directos a los seres humanos.
“Ocasionan
daños a la democracia, a la gobernabilidad de los Estados pero, al mismo
tiempo, influyen sobre el crecimiento económico de los países, los limita y
paraliza el derecho al desarrollo de los pueblos”, puntualizó.
Añadió
que la corrupción afecta el derecho a la vida, a la salud, a la educación y el
derecho a tener mejores condiciones de vida.
El
hecho es que nosotros aquí en Honduras, que tenemos la mayoría de la población en situación de pobreza y de
exclusión social, encontramos graves limitantes tanto por la corrupción como
por la acometida que el narcotráfico ha estado haciendo en el país, reiteró.
No
obstante, “hoy vemos nuevos rayos de luz porque estamos haciendo una acción más
efectiva en contra de la narcoactividad y la corrupción”, apuntó.
En
su criterio, esto permitirá abrir un nuevo espacio donde se pueda lograr una
mayor efectividad del respeto a los derechos humanos tanto de los habitantes
que residen en Honduras como de los
migrantes.