Miércoles 18 de junio de 2014 – 07:15 PM
Lejos de los clubes de bailarinas exóticas, de las
bromas usuales y del bullicio citadino, la idea era celebrar una despedida de
soltero en un entorno diferente. Para eso, Antonio Gradillas y un grupo de
amigos decidieron trasladarse al Elephant Butte Lake State Park y acampar allí,
en un sitio árido lleno de misterios y de raros sonidos nocturnos, a 150
kilómetros de Alburquerque, en el estado de Nuevo México.
Pero la fiesta se convirtió en un soberbio
descubrimiento, y este en una clase de historia natural.
“Estábamos caminando, cuando vimos un hueso que sobresalía alrededor de una o
dos pulgada por encima de la tierra”, declaró a ABC News el organizador del
convite.
Sin preguntárselo apenas, los hombres comenzaron a
cavar con los pocos medios de los que disponían y al cabo de un buen rato
empezaron a divisar los contornos de lo que sería un enorme cráneo
prehistórico.
Se trataba, finalmente, de los restos del Stegomastodon más grande que se haya
encontrado en la región, el pariente más antiguo y robusto que haya tenido el
elefante moderno, con una edad estimada en unos tres millones de años.
Según ABC News, Gradillas llamó a un amigo que
trabaja en el Museo de Ciencia e Historia Natural de Nuevo México y al día
siguiente un equipo de investigadores estaban en el sitio del enterramiento.
Estimados de los paleontólogos locales consideran que este ejemplar podría
haber medido unos nueve pies de altura y pesado más de seis toneladas; teniendo
unos 50 años de edad en el momento de su muerte.
La tarea de los técnicos fue ardua, ante la mirada
atónita de los amigos convidados a la despedida de soltero. Desenterrar el
cráneo de Stegomastodon mejor conservado de los que se hayan descubierto en
suelo norteamericano, fue un trabajo de mucho cuidado.
Varias capas de yeso y papel periódico fueron
dispuestas encima de la osamenta de 1.000 libras de peso, de manera a
protegerlo durante la excavación total y el traslado al Museo de Ciencia e
Historia Natural de Nuevo México.
"Este mastodonte estaba viviendo, bebía y se
alimentaba junto al antiguo Río Grande, hace 3 millones de años", declaró
Gary Morgan, paleontólogo del museo, a la cadena local KRQE.
Lamentablemente, al decir del especialista, no se
han encontrado restos del cuerpo del animal en los alrededores de este
enterramiento. Tampoco hay forma de saber de qué manera murió.
Para Antonio Gradillas la experiencia ha sido única.
"Algunas personas con doctorados en este campo no pueden incluso tener
este tipo de oportunidades. Tuvimos mucha suerte", aseguró.
Y luego todos corrieron a la boda del amigo.
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