Lunes 09 de junio de 2014 – 10:02 PM
El considerado hombre más longevo del mundo, el
inmigrante polaco Alexander Imich, murió ayer en Nueva York a los 111 años,
después de una intensa vida en la que se había dedicado a la química y además
había sido presidente del Centro de Investigación de Fenómenos Anómalos en la
ciudad de Nueva York.
De familia judía, Imich se exilió en Estados Unidos
en 1952 después de haber abandonado su país con su esposa en 1939, cuando los
nazis invadieron Polonia.
Según informó ayer el New York Daily News, Imich,
nacido el 4 de febrero de 1903, murió plácidamente en una residencia de
ancianos en el Upper West Side de Mahattan, y se había convertido en el hombre
más viejo del mundo el 24 de abril pasado, cuando falleció el italiano Arturo
Licata a los 111 años y 357 días.
Imich, completamente lúcido, dio por aquellos meses
una entrevista a la NBC y cuando le preguntaron el secreto de su longevidad,
contestó con humor que era “simplemente no morirme”. Aunque también la atribuyó
a los genes, a una nutrición apropiada, no haber tomado alcohol y “al hecho de
que mi esposa no hemos tenido hijos”.
Michael Mannion, un viejo amigo de Alexander, dijo
que “la enorme curiosidad (de Imich) y su capacidad para convertir la
adversidad en algo positivo fueron importantes factores en su vida. Esas
cualidades fueron evidentes incluso en sus últimas semanas y días”.
Doctorado en zoología por la universidad de
Cracovia, en Estados Unidos se convirtió en un eminente parapsicólogo. Quedó
viudo en 1986.
Tras su muerte, ahora es el japonés Sakari Momoi, nacido
solo un día después que Imich, el que se ha convertido en el hombre más viejo
del mundo. Otra japonesa, Misao Okawa, es la mujer más longeva, con 116 años y
nacida el 5 de marzo de 1898. La preeminencia femenina es absoluta: hay 66
mujeres más longevas que Imich.
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