Lunes 09 de junio de 2014 – 10:10 PM
EFE
En 1950, el matemático y pionero de la informática
Alan Turing propuso un examen para determinar la inteligencia de una
máquina: una computadora y un humano chatean y un juez monitorea esta
conversación, pero sin saber que el interlocutor es la computadora. Si un 30%
de los jueces no logra distinguir cuál es el humano y cuál es la máquina, esta
última supera el examen.
Finalmente, 64 años después de su creación, el test
fue superado por Eugene Goostman, un programa de computadora capaz de
comunicarse como un humano. Su personalidad, creada por sus tres
desarrolladores (Vladimir Veselov, Eugene Demchenko y Sergey Ulasen), es la de
un niño ucraniano de 13 años cuyo padre es ginecólogo y que posee un conejillo
de indias como mascota. "Pasamos mucho tiempo construyendo un personaje
con una personalidad creíble", explicó Veselov.
Durante el examen, llevado a cabo en la Royal
Society de Londres, se usaron cinco ordenadores para intentar engañar a varias
personas, haciéndoles creer que eran humanos. El resultado: Goostman logró
convencer al 33% de los jueces de que era una persona de carne y hueso.
"Este hito quedará como uno de los avances más emocionantes en la historia
de la ciencia", dijo Kevin Harwick, profesor de la Universidad de Reading, uno de los organizadores del
experimento.
Naturalmente, no es la primera vez que se realiza
este test y previamente se había demostrado que las máquinas podían
"pensar". Pero esta es la primera vez que alcanzan un nivel tan alto.
Sin embargo, hubo críticos, como la revista New Scientist, que afirmaron
que sólo se demostró la capacidad de conversar.
"Por supuesto que el test tiene implicaciones
para la sociedad actual. La existencia de una computadora que puede
engañar a un humano haciéndole creer que alguien, o algo, es una persona en la
que confiamos es un llamado de atención sobre el cibercrimen", explicó
Harwick.
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