Tokio (AFP)
Un estudio
sobre el impacto de las radiaciones de la catástrofe de Fukushima sobre los
habitantes del departamento donde está situada la central atómica reveló que 26
menores de edad han desarrollado un cáncer de la tiroides y otros 32 estaban
probablemente afectados, pero el vínculo con el desastre atómico no ha sido
establecido.
Un comité de
sanidad de la región efectuó análisis a cerca de 240.000 personas de 18 años o
menos en el momento del accidente.
El número de
cánceres confirmados después de una intervención quirúrgica es actualmente de
26, o sea ocho más que en el informe anterior que data del mes de agosto pasado
y concernía a un menor número de personas.
El número de
casos sospechosos, en individuos que no han sido operados aún, pasó de 25 a 32.
Los
especialistas que trabajan para las autoridades sanitarias del departamento de
Fukushima tienden a pensar no obstante que esos cánceres no están ligados
directamente al accidente atómico del 11 de marzo 2011, basándose en datos
comparativos, sobre todo en el caso del desastre de Chernobil en 1986 en
Ucrania.
Sería
demasiado temprano, según ellos, para que esos cánceres hayan aparecido ya,
solo dos años y medio después de la catástrofe, ya que se estima que se
necesitan entre 3 y 5 años para que pueda establecerse una relación de causa a
efecto.
No obstante
los padres de los niños concernidos no pueden impedirse pensar que la causa es
la exposición a las radiaciones (y sobre todo al yodo 131) durante los primeros
días que siguieron a la catástrofe.
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