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Elsa de Ramírez
elsaramirez1957@gmail.com
Como un hecho histórico puede considerarse el viaje que la
docta Academia Hondureña de Geografía e Historia AHGH realizó el pasado lunes
14 de octubre del 2013, a la emblemática Isla Conejo, en las deslumbrantes
aguas del mar Pacífico, en la Región Sur de nuestra amada Patria.
En efecto, el Dr. Noé Pineda Portillo en su condición de
director-presidente de la Academia de Geografía e Historia, giró la invitación
respectiva a numerosas personas representantes de diversas organizaciones
cívico-culturales de nuestro país, para que acompañaran a la comitiva que en
punto a las cinco de la mañana partió de las instalaciones de la Universidad
Pedagógica Francisco Morazán, en un busito que gentilmente facilitó el señor
ministro de Cultura, Artes y Deportes, Dr. Tulio Mariano Gonzales, para
realizar esta hermosa jornada eminentemente patriótica y que marca un nuevo
hito en la historia nacional, porque todo salió de acuerdo a lo planificado.
A las 8:00 am una lancha facilitada por la Fuerza Naval
hondureña, acampada en esa región insular de nuestro país, fue la encargada de
conducir a los expedicionarios académicos e invitados especiales, rumbo a lo
que podíamos llamar “la isla encantada” o de otra manera “la isla de los
hombres solos”, parodiando al escritor costarricense José León Sánchez con su
célebre novela “La Isla de los Hombres Solos” que se encuentra ubicada entre el
Golfo de Nicoya y Punta Arenas, en la hermana República de Costa Rica.
Pues bien, la delegación, por supuesto, encabezada por el
ilustre doctor Pineda Portillo, en su condición de rector de la Academia, iba
acompañada de los distinguidos académicos: Coronel Abraham García Turcios,
quien también es Comisionado Nacional de la Cancillería Hondureña, en asuntos
fronterizos; Dr. Jesús Evelio Hinestroza, profesor Marco Rolando San
Martín, Dr. Freddys Aguilar, periodista Mario Hernán Ramírez e invitados
especiales, Lic. Marisol Pineda Morales, escritora Elsa Ramírez de Ramírez y
bachiller Mario Fernando Ramírez, conducida por un excelente motorista
asignado por la SCAD.
El primer punto de destino fue el famoso balneario de
Coyolito, desde donde se admira la exuberancia y majestuosidad de la Isla del
Tigre con su coloso del mismo nombre, en donde precisamente está enclavado el
histórico Puerto de Amapala.
Como queda señalado líneas arriba, una lancha de motor
suministrada por la Naval, en un recorrido de aproximadamente una hora nos puso
al alcance de la famosa Isla Conejo (isla del encanto), tierra insular jurídica
e históricamente hondureña, cuya soberanía y nacionalidad hondureña no admiten
discusión de ninguna índole, por cuanto su jurisdicción catracha ha sido
oficializada por la Corte Internacional de Justicia, máximo tribunal de
sentencia en asuntos de similar naturaleza.
Una vez tomada la famosa isla, de pequeña territoriedad,
pero de gigantesca jurisdicción nacional, los intrépidos expedicionarios,
fueron recibidos con honores militares por un pelotón de soldados de nuestras
Fuerzas Armadas, asignados a la protección y vigilancia de dicho lugar. Con los
saludos de rigor, la caravana emprendió una hermosa jornada de ascenso, en la
que hay que destacar el heroísmo imbuido también de patriotismo del coronel don
Abraham García Turcios, quien en todo momento estuvo dispuesto a escalar las
118 gradas que conducen hasta la cima de la Isla, pese a su impedimento físico,
pues como es sabido de todos, el coronel García Turcios fue víctima de la
separación de una de sus extremidades inferiores, sustituida como es lógico,
por una prótesis que indudablemente le ayuda mucho en su desenvolvimiento
diario.
Siguiendo el ejemplo heroico de este valiente hondureño, el
periodista e historiador Mario Hernán Ramírez, quien también dicho sea de paso
de la misma edad del coronel, adolece de algunos impedimentos físicos, los que
le imposibilitan movilizarse como el resto de sus congéneres, normalmente, por
lo que esta jornada cívico-cultural, es algo así como una proeza de tan
distinguidos ciudadanos, digna del entero reconocimiento no solo de sus
compañeros académicos que los admiraron y los felicitaron, sino de la
hondureñidad en general.
Inmediatamente después de nuestra llegada, un pelotón de
soldados arrió La Bandera Nacional, para nuevamente ser izada al compás de la
entonación de las gloriosas notas de nuestro Himno Nacional interpretadas por
toda la concurrencia de civiles y militares confundidos en este hecho
histórico, que sin duda queda registrado en las páginas del calendario cívico
hondureño.
En el programa preparado al efecto el Dr. Pineda Portillo
pronunció un elocuente y patriótico discurso detallando minuciosamente lo que
Conejo significa en todo su contenido.
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