JACINTO ANTÓN Oviedo 24 OCT 2013 - 16:45 CET
“Thanks for
the boson”. El jovencito que exhibía la pancarta ante los descubridores de la
elusiva partícula era solo uno de los cientos que se han congregado este
mediodía en la facultad de ciencias de Oviedo para escuchar a los dos premio
Nobel de Física y príncipe de Asturias de Investigación Científica, Peter Higgs –que dio
nombre al bosón-, y François Englert. Los estudiantes han respondido
masivamente a la convocatoria de la charla magistral de los galardonados, que
ha tenido lugar en una de las aulas en la planta baja, y la gran mayoría la han
seguido apiñados ante las ventanas abiertas o en unas pantallas dispuestas en
una carpa en el patio. La comprensión de lo que vertían los sabios ha sido
variable.
Un estudiante con aire de personaje de The Big Bang Theory y
una camiseta que detallaba en fórmulas químicas la composición orgánica del
usuario confesó no haberse enterado de nada, mientras que una jovencita apuntó
que ella “así así” y que eso no lo habían abordado aún en clase. Tras la
charla, Higgs –cuyo simpático aspecto de hobbit hace que sea irresistible
apodarlo Bilbo Bosón- y Englert han firmado la pizarra a su espalda,
en la que estaba escrita la fórmula del hallazgo –aquí no se ha cometido el
error de borrarla como pasó en Barcelona en una visita de Einstein- , y ha
quedado para la anécdota que Englert ha corregido una errata colocando una
rayita sobre el signo psi. Nadie se había dado cuenta del error.
Al acabar se
ha desbordado el entusiasmo del público mientras los científicos convertidos en
estrellas brindaban con la cerveza Higgs Boson Ale, concebida y elaborada para
reconocer la carrera de Peter Higgs, que eso sí es impulsar la ciencia, ¡qué
diablos! El acto adquirió un cierto tono de novela de Douglas Adams –el autor
de El autoestopista galáctico- con los Nobel levantando los vasos y entonando un canto al
bosón, a la ciencia y a lo que hiciera falta. Ha sido muy emotivo su
reconocimiento de que el futuro de la ciencia está en los estudiantes que los
aguardaron pacientemente para aplaudirlos, vitorearlos, retratarse con ellos y
hasta pedirles autógrafos. Este reportero se coló junto a las autoridades y en
un alarde de empirismo científico pudo probar la susodicha cerveza, que, más
allá de sus valores científicos, estaba fresquita.
Otra noticia
del día ha sido la llegada de Annie Leibovitz, premio de Comunicación y Humanidades,
que, contradiciendo su fama de mal carácter, ha tenido el detalle de retratarse
con los fotógrafos de prensa y hasta ha besado a alguno.
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