Publicado el 19/Octubre/2013 | 00:33
La deportación de dos estudiantes dio inicio a la
controversia
El ministro del Interior, Manuel Valls, debió regresar antes de lo previsto a
París desde las Antillas. Él es cuestionado tras afirmar que esa etnia no puede
integrarse al país.
Miles de personas se manifestaron nuevamente ayer en ciudades francesas para
reclamar el regreso al país de dos estudiantes gitanos.
Ellos fueron expulsados recientemente de Francia.
El 9 de octubre Leonarda Dibrani, de 15 años y estudiante del colegio André
Malraux de Pontarlier, se dirigía con sus compañeros de clase y profesores a
visitar la ciudad de Sochaux, cerca de la frontera suiza, cuando fue detenida
por orden del alcalde de esa localidad Albert Jeannin.
Al día siguiente la adolescente fue expulsada a Kosovo junto con su madre y sus
cinco hermanos.
El hecho ampliamente difundido por los medios ha hecho añicos la unidad en las
filas del Partido Socialista del presidente François Hollande.
Incluso ha llevado al cuestionado ministro del Interior Manuel Valls a acortar
un viaje a las Antillas francesas para regresar antes a París.
En la capital francesa, 12 000 personas, según la Unión Nacional de Estudiantes
de secundaria (UNL), se manifestaron desde la famosa plaza de la Bastilla para
que Dibrani vuelva inmediatamente a Francia.
Los manifestantes también exigían el regreso de Khashik Kashatryan, de 19 años,
expulsado hace una semana a Armenia.
La UNL aseguró que 10 000 personas más se manifestaron en otros ciudades del
país, como Marsella (sur), Grenoble (centro-este), Angers (oeste), La Rochelle
(oeste) o Aviñón (sur).
Según la Policía, en las primeras horas de la mañana, alumnos de secundaria
bloquearon 45 establecimientos educativos en París y sus suburbios, sin causar
mayores incidentes, en un inicio.
En ese contexto, Francia podría prohibir detener en horas de clase a los
alumnos extranjeros indocumentados que planea expulsar. La controversia se
produce tras semanas de polémica sobre la situación de 20 mil gitanos presentes
en Francia.
Las conclusiones de una investigación administrativa sobre la expulsión de
Dibrani estaban previstas para entregarse ayer por la noche. Basándose en
ellas, el Gobierno prevé tomar posición sobre la legalidad de las deportaciones
en Francia.
La polémica del caso ha logrado entrar en el hogar del propio Presidente. La
pareja de Hollande, Valerie Trierweiler, dijo ayer que no se debe cruzar
ciertas fronteras y que una de ellas es la puerta de la escuela.
El ministro de Interior, Manuel Valls, quien pese a todo es la personalidad
pública más popular del país, recibirá hoy el informe de la investigación.
Nacido en Barcelona y naturalizado francés a los 20 años, Valls es objeto de
críticas en su propio bando político.
Sobre todo desde que en septiembre pasado exasperó a buena parte de los
partidos de izquierda al poner en tela de juicio la capacidad y la voluntad de
integración de los miles de gitanos que viven en Francia.
Para completar el panorama, el miércoles, el Tribunal Europeo de DDHH condenó a
Francia por el proyecto de desmantelamiento en 2004 de un campamento de gitanos
en Herblay, que hizo que muchas de las familias abandonaran el lugar. (EFE-AFP)
Fuente: hoy.com.ec
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