Miles de estudiantes se han concentrado esta mañana en París
paraprotestar contra la deportación de un alumno armenio y una adolescente
kosovar de etnia gitana detenida durante en una excursión escolar.
La manifestación, que ha paralizado completamente a
cuatro centros educativos y afectado a al menos otros 14 según fuentes
sindicales, ha derivado en enfrentamientos con la Policía.
Convocados por el sindicato FIDL, la Red Educación Sin
Fronteras (RESF) y la sección de Educación de CGT, cientos de jóvenes se han
reunido frente al Rectorado de París para posteriormente dirigirse a la plaza
de la Nación acompañados por profesores.
La marcha, que ha reunido a 7.000 personas según FIDL y a
2.500 según la Prefectura de Policía de París, ha acabado convirtiéndose en unplebiscito
popular contra el titular del Ministerio del Interior, Manuel Valls, a quien se
han dirigido consignas como 'Khatchik en Francia, Valls a Armenia' o 'Valls,
fuera'.
Los manifestantes han llegado hasta la plaza Saint-Augustin,
cerca del ministerio, antes de dispersarse pacíficamente. Sin embargo poco
antes la Policía ha usado gases lacrimógenos contra los manifestantes
más radicales.
División en la izquierda
La expulsión de Khatchik Kachatryan y Leonarda
Dibrani ha levantado una intensa polémica en Francia por el
fondo y la forma en que se produjo, hasta el punto de que ha marcado nuevas divisiones
en el seno de la izquierda por el trato de las autoridades a la población
gitana. El Gobierno, en el ojo del huracán, ha abierto una investigación.
Los hechos se produjeron el pasado 9 de octubre, cuando la
Policíadetuvo el autobús en el que viajaban Dribani y su clase durante una
actividad extraescolar para proceder a expulsar del país a la joven y su
familia.
Los Dibrani llevaban cuatro años y 10 meses en Francia y
se encuentran ya en Mitrovica, donde las autoridades locales les han instalado
en una vivienda y les han ofrecido asistencia social, incluido el pago de
alquiler y la entrega de una estufa de leña para soportar el invierno, según
France Inter.
Valls anunció el miércoles la apertura de una "investigación
administrativa" para aclarar la expulsión de la niña. No obstante, ha
pedido que todas las partes mantengan la "sangre fría". "No
duden ni por un instante que mis servicios aplican las reglas del derecho
público con inteligencia, prudencia y humildad", ha afirmado el ministro
del Interior durante una visita a Lorient.
Valls ya levantó ampollas al abogar recientemente por
que los gitanos búlgaros y rumanos fuesen "devueltos a la frontera" y
cuestionar su integración en Francia. Al igual que sucediese con estas
declaraciones, la división de la izquierda gala ha vuelto a quedar patente tras
la expulsión de Léonarda.
Repatriación no definitiva
El primer ministro, Jean-Marc Ayrault, se ha referido a la
polémica en la Asamblea Nacional, desde donde ha dado entender que la
repatriación de la familia Dribani no es definitiva. "Si hiciese falta,
anularemos la orden de traslado a la frontera y esta familia volverá para
que podamos volver a examinar su situación en función de nuestras leyes,
nuestros principios y nuestros valores", ha explicado.
El jefe de Gobierno ha subrayado la necesidad de proteger
especialmente a los niños cuando se encuentren "en un recinto
escolar", algo en lo que también ha coincidido el ministro de Educación,
Vincent Peillon, que ha hablado incluso de hacer del colegio y el instituto un
"santuario". Para Peillon, por un lado está "la ley" y, por
otro, "los principios propios de Francia", según informa 'Le Monde'.
El Partido de Izquierda ha pedido directamente la dimisión
del ministro del Interior, mientras en el Partido Socialista crece el temor a
que este tipo de polémicas terminen por desdibujar la imagen de la formación.
El presidente de la Asamblea Nacional, Claude Bartolone, ha alertado de que la
izquierda no debería olvidarse nunca de sus "valores" porque
"corre el riesgo de quedarse sin alma".
"Quiero volver al colegio", ha asegurado Léonarda
Dribani en una entrevista a la emisora France Inter en la que ha reconocido su
pesar por haber "abandonado" a sus amigos. "Me dio
vergüenza cuando la Policía vino y mis compañeros me preguntaron: ¿Por qué la
Policía? ¿Qué has hecho? ¿Has robado?", ha relatado.
Fuente: El Pais
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