Por: Deyber Munive "El Poeta Solitario"
La muerte es una circunstancia que a todo
ser humano le llega en cualquier momento de su vida y en muchos casos, lo hace
sin avisar. Nadie sabe cuántas personas se mueren diariamente alrededor del
mundo, y que por lo tanto no les llega a afectar dichos decesos porque en
muchos casos estos pasan desapercibidos. Pero cuando se trata de un familiar,
de un amigo, o de una persona a la que se le admira mucho por las cosas que
haya hecho, como es el caso del gran futbolista argentino y el más grande de
todos los tiempos que tierras gauchas hayan dado como lo es Diego Armando
Maradona, la sensación de tristeza no es solo grande sino también algo
indescriptible. Una que expresa el gran dolor que no solamente sienten sus
familiares sino todo un país que lo vio nacer, correr por las canchas haciendo
malabares e ingeniosas jugadas y goles increíbles y que también lo vio morir.
Su fallecimiento ha sido anunciado y se dice
que la causa de este fue un paro cardiorrespiratorio que llegó a sufrir en su
residencia ubicada en el exclusivo barrio San Andrés, en donde pasaría sus
últimos días luego de que le dieran de alta de la clínica los olivos en donde
le había sido extraído un hematoma subdural. Esa casa que ocupaba había sido
especialmente adaptada para que el astro del fútbol o el pelusa como también lo
llamaban, pudiera continuar con el proceso de recuperación que estaba llevando.
Pero lamentablemente ni las comodidades ni los cuidados fueron suficientes para
evitar la partida que no solo se llora y se lamenta en su Argentina natal, sino
en todos los lugares del mundo ya que tenía una gran cantidad de admiradores en
muchos países sino es que en todos y adonde quiera que iba la gente le
demostraba su cariño.
Pero más allá de eso, el cariño más grande
siempre lo hubo recibido en su tierra en donde este siempre le fue profesado
por sus fanáticos sin importar de que equipo fueran hinchas, Maradona no
representaba a un solo equipo a pesar de que en Boca Juniors fue muy querido y
dijo alguna vez que este era el equipo de sus amores sino a un país entero, y
ese cariño siempre estuvo presente a lo largo de su vida, pero ahora no solo le
dan su cariño sino también sus lágrimas, su tristeza y el dolor que la partida
de este futbolista tan querido y admirado ha provocado en los ciudadanos
argentinos y también de otros países.
El día de su nacimiento, cuando los suyos
escucharon el eco de su llanto, fue un motivo de mucha alegría, pero el momento
de su muerte, no produce nada de eso, no hubo ni habrá nunca ninguna alegría
por su partida, además de que no se ha revelado, si antes de morir pudo haber
dicho algo o pensar alguna increíble
jugada a la vida que si lo llegó a hacer, en esta vida no la pudo realizar,
sino que a la eternidad a la que ahora
ha partido se le llevó consigo o quizá se fue en silencio sin decir nada,
considerando que había dicho y hecho todo lo que le había tocado decir.
Ya no hay alegría porque esté jugando algún
partido en un estadio, ni por los goles marcados ni por los títulos obtenidos,
sino dolor porque ya no lo verán más,
porque ya no le podrán seguir mostrando el cariño que siempre hubo
recibido y que nunca dejó de recibir, la camiseta numero 10 también llora por
su partida, porque el más grande de los jugadores argentinos a pesar de que ya no la usaba, no estará más cerca de ella, ni los balones
de futbol serán utilizados por el para hacer los malabares que realizaba con
ellos, no gambeteando rivales en los campos de juego y realizando pases
increíbles y anotando goles bien hermosos y hasta algo polémicos.
Ahora su cuerpo, ha apagado su luz para siempre, pero su legado
deportivo brillará por siempre en el firmamento del futbol ya que nunca se
apagará ni tampoco llegará a ser olvidado y su recuerdo vivirá en los corazones
no solo de los argentinos y sus familiares sino en aquellos que se deleitaron viéndolo
jugar y mucho lo quisieron, así que de aquí se ha ido a la eternidad legendaria
donde los astros no se apagan y las leyendas nunca mueren; hasta siempre
Maradona, hasta siempre.
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