2020 ha sido un año atípico para Cannes, obligado anular su edición anual por la pandemia. Su delegado general, Thierry Frémaux, evita no obstante augurios apocalípticos y señala que el mayor desafío para la industria cinematográfica es dejar de anunciar su muerte.
La metamorfosis temporal del certamen pasa por un sello que apoyará este año a medio centenar de películas seleccionadas. Frémaux, de 60 años, pide la colaboración del público para mitigar el impacto de la crisis: "Pero ir al cine es un buen castigo, ¿no?", dice irónico en entrevista con EFE.
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