En las cárceles de Centroamérica hay casi un millar de presos contagiados de COVID-19 y una muerte, y se teme lo peor allí pues, al igual que la gran mayoría de los presidios de Latinoamérica, son espacios hacinados en los que es "imposible" mantener las medidas básicas para el control del contagio del nuevo coronavirus.
"Yo sé cómo están las cárceles, cómo se bañan (los reos), eso no es bañarse por Dios! Y es parte del hacinamiento. Las propias estructuras de las cárceles no permiten atender las medidas sanitarias mínimas" que exige el control de una pandemia, le dijo este viernes a Efe la comisionada de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), la panameña Esmeralda Arosemena de Troitiño. EFE
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