En tiempos en los que 'The last dance' de Michael Jordan sacude los hogares del mundo con la imagen de un ganador sin escrúpulos que pasó a la historia como el mejor jugador de baloncesto, el 26 de mayo se cumplen dos años del último baile de Cristiano Ronaldo con el Real Madrid. La conquista de la decimotercera fue el cierre de un ciclo único, cuatro 'Champions' en cinco años, y el inesperado adiós de otro devorador del éxito.
Cristiano habrá visto en Jordan muchas de sus cualidades. La exigencia máxima, rozando lo enfermizo, que separa a cualquier deportista de las leyendas. El éxito como obsesión. Cada título como un reto personal. Buscando enemigos si hace falta para motivarse o un pulso con algún rival que ose a hacerles sombra con los colores de otro equipo. EFE
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