Por: SEGISFREDO INFANTE
Juan Malpartida Ortega, director de la revista “Cuadernos Hispanoamericanos”, me escribió desde Madrid un mensaje electrónico a finales del año 2018 (ó a comienzos del 2019), para sugerirme que redactara un ensayo sobre temas hondureños, como si se tratara de una crónica histórica. Me expresó además que el texto era para una edición especial, sin ningún número específico, de los mencionados y prestigiosos “Cuadernos” del año 2019, en donde participarían diversos escritores de América Latina. El plazo para tal redacción era de pocos meses, y mi estado de ánimo, y mi salud, no andaban nada bien. Sin embargo, acepté el reto y logré entregar el ensayo en el tiempo más o menos indicado.
De entrada agradecí la valiosa oportunidad de escribir y expresé que no deseaba que me pagaran nada, con la sola salvedad que me enviaran una cantidad equivalente de ejemplares de los “Cuadernos” para compensar el singular esfuerzo. De hecho sólo ha llegado a mis manos un ejemplar “milagroso” por iniciativa de “Karlita” Chévez y de Joaquín Benito, ex–director del Centro Cultural de España en Tegucigalpa. De lo contrario casi nada sabría de la publicación de mi ensayo; ni de los demás autores que participaron.
Con este solo ejemplar “milagroso” a la vista, me siento contento y agradecido de ser uno de los escritores de la Revista “Cuadernos Hispanoamericanos” por segunda vez, en tanto que hace algunos años, por iniciativa principal de Miguel Albero Suárez, me publicaron el primer texto para realizar un balance previo de los ensayistas en Honduras. El ensayo actual (de la edición especial sin número) se titula “Nueva mirada sobre el mestizaje hondureño”, en donde he reforzado algunas tesis e hipótesis anteriores, sobre la perspectiva de un mestizaje etno-histórico-cultural, desde la colonia hasta el siglo veinte.
Trataré de rescatar algunos renglones del ensayo arriba mencionado. Veamos: “En uno de mis tantos artículos del diario “La Tribuna” de Tegucigalpa, y en más de algún ensayo mío editado en una añeja Revista de la Academia de Geografía e Historia, he mantenido la tesis que debemos subrayar que nuestro mestizo originario nació, como quien dice, en un campo baldío o en una tierra de nadie. Esto significa que el hijo mestizo de un español blanco y de una india nativa era rechazado por los primeros españoles en tanto que lo percibían como “indio”. A él y a sus vástagos. Pero también los pueblos de indios rechazaban al mestizo porque lo percibían como un “español”. El problema se agrandaba con el surgimiento de los mestizos mulatos, que también nacían en tierra baldía.” (…) “En el párrafo anterior he hablado del mestizaje originario de Honduras; pero cabe destacar que en el curso de los siglos se sumaron otros ingredientes étnicos y culturales como las pequeñas familias de judíos sefarditas que venían huyendo de la Inquisición del Virreinato de Nueva España, y que penetraron y se instalaron en subregiones remotas del interior de Honduras.” (…) “Pero el mestizaje moderno comenzó a registrarse a partir de mediados del siglo diecinueve, en la zona sur de Honduras, sobre todo en la ciudad-puerto de Amapala, y luego en Choluteca, con desplazamientos hacia Tegucigalpa y otros puntos focales del comercio nacional e internacional, que vinculaba estrechamente al mencionado puerto sureño con el puerto de Hamburgo, en Alemania, principalmente. Los primeros comerciantes en llegar al puerto de Amapala fueron los italianos, seguidos por los alemanes, ingleses, franceses y chinos, quienes al final se quedaron a vivir en Honduras, reforzando el mestizaje entre extranjeros y catrachos.” (…) “En la costa norte de Honduras continuó el mestizaje durante la primera mitad del siglo veinte con la presencia de las compañías bananeras estadounidenses, que establecieron una economía de enclave.” (…) “Fue el momento en que arribaron, casi masivamente, los inmigrantes palestinos, con pasaportes “turcos”. Y algunos judíos sobrevivientes de la Segunda Guerra Mundial. También llegaron empleados españoles que trataban de eludir la Guerra Civil en España.” (…) “Aquí es oportuno resaltar que el hondureño promedio es inconsciente de su hermoso mestizaje, motivo por el cual nunca termina de asumirlo con dignidad. Tal asunción le facilitaría la probabilidad de abrirse nuevos caminos dirigidos a convertir a Honduras en una nación orgullosa con capacidad de darse a respetar internacionalmente.”
La edición especial de “Cuadernos Hispanoamericanos” se encuentra articulada con textos de los siguientes escritores: Miguel Albero (español, redactor del Prólogo); Martín Caparrós (de Argentina); Alfonso Gumucio Dragon (de Bolivia); Alejandro Zambra (de Chile); Héctor Abad Faciolince (de Colombia); Rodrigo Soto (de Costa Rica); Karla Suárez (de Cuba); Horacio Castellanos Moya (de El Salvador); Ignacio Vidal-Folch (de España); Rodrigo Rey Rosa (de Guatemala); Segisfredo Infante (de Honduras); Malva Flores (de México); Gioconda Belli (de Nicaragua); Víctor A. Mojica (de Panamá); Renée Ferrer (de Paraguay); Jorge Eduardo Benavides (de Perú); Eduardo Lalo (de Puerto Rico); Ramiro Sanchiz (de Uruguay); y José Balza (de Venezuela). ¡!Enhorabuena a todos!!
Tegucigalpa, MDC, 12 de enero del año 2020. (Publicado en el diario “La Tribuna” de Tegucigalpa, el domingo 19 de enero de 2020, Pág. Siete). (Reproducido en los diarios digitales “En Alta Voz” y en “El Articulista”).
(*) NOTA ACLARATORIA: El martes 14 de febrero del 2020, me entregaron en el Centro Cultural de España en Tegucigalpa, un paquetito con varios ejemplares de la Revista “Cuadernos Hispanoamericanos”, edición especial sin número correspondiente al año 2019, en el cual aparece editado mi ensayo “Nueva mirada sobre el mestizaje hondureño”. Pero ocurre que el artículo arriba publicado ya había sido enviado al diario “La Tribuna”, justamente el domingo 12 de enero por la noche. Es decir, dos días antes de la llegada del anunciado y esperado paquete.