La población hondureña debe pensar
la realidad en términos de buscar la liberación. Tenemos que pensar nuestra
realidad y debemos reconocer que puede considerarse como una caja de hierro del
suplicio, donde nos dejan vivos y nos están mortificando siempre. Tenemos que
corregir temas constantemente, puesto que de un momento a otro dejan de ser
importantes; ahora unos temas se perfilan como fundamentales.
Esta realidad que vive Honduras me
hace pensar cosas tristes. Se mata a la gente que piensa de forma distinta. Esa
es parte de la razón por la que estamos sumergidos en un conflicto político que
está afectando la convivencia entre hermanos.
La historia de algunos países no se
ha hecho con libros, sino con sangre. Por ejemplo, la esclavitud de los negros
y la liberación de los mismos, la Conquista de América o, lo que es lo mismo, el
genocidio de los indios americanos, producto de un enfrentamiento cruento.
Al parecer no estamos pensando la
realidad de nuestras Honduras. Estamos retrocediendo a 2009: hay un fraudulento
proceso político. Los seudo líderes hacen grandes caravanas para ver quién está
creciendo en liderazgo y todos están
cerca del populismo.
Parece que en política hay que ser frío. Ser muy apasionado es
peligroso, porque las cúpulas al final se ponen de acuerdo, si no vean algunos
personajes de la política vernácula nuestra: por conveniencia se hacen rodear de unos y poner en contra a otros.
Justo en este momento, se puede
pensar que el pueblo está enardecido, y que hasta se puede ir a una insurrección. Ahora bien, cabe aclarar que no
es lo mismo una manifestación que una insurrección ¿Quién dirigiría una
insurrección en este momento? No creo que la Coordinación de la Alianza lo haría.
Tiene que haber una estrategia y
táctica bien diseñadas para emprender la lucha. No se le puede olvidar que esto es eventual, porque mantener
un ritmo de lucha como el que se está haciendo ahora mismo es difícil por mucho
tiempo, principalmente por el factor económico Por eso es que le están dando largas
al asunto en TSE porque quieren cansar al pueblo.
Para aguantar se necesita
conciencia ideológica, estar dispuesto a morirse en la trinchera y eso no es de
la noche a la mañana que se logra. Esta es la formación ideológica que se
desarrolló en algunos países centroamericanos como Nicaragua. En este caso, solo
imagino a Nasrralla huyendo a media lucha y llegando a un acuerdo político,
pues los intereses económicos están ligados al poder.
¿Valdrá la pena esta lucha? A mi
juicio, si le dan la victoria a Nasrralla, queda en evidencia que era una
realidad absoluta el fraude y no le va quedar más al Partido Nacional que aceptar
reformas constitucionales. En todo caso, el de Nasrralla sería un gobierno
frágil, sin control del Congreso, donde los abanderados de la “estrella
solitaria “son mayoría, y sin coordinación con el resto de poderes, y con un Ejército
y Policía en su contra.
Si, por el contrario, se le asigna
la presidencia a JOH, va ser un gobierno frágil, súper cuestionado incluso por
una buena parte de sus seguidores. En una próxima contienda, el Partido Nacional
iría muy desgastado y en otras condiciones. En los dos escenarios mencionados, el
gran perdedor sería JOH y el Partido Nacional.
El TSE puede dar como ganador a JOH,
pues estos magistrados son capaces de todo. Retroceder para ellos es fatal, lo
que nos hace pensar también que no quieren
a Honduras. Porque si quisieran al país hubiesen planificado un proceso
limpio y trasparente.
Recordemos que la participación del
pueblo comienza desde el momento en que está informado y bien organizado. Libertad
de expresión, por una parte y por otra, una sociedad civil organizada y respetada.
Como ciudadanos nos sentimos atraídos por la actividad política; claro, en
defensa de las elecciones, pero no de nuestras tierras o nuestro trabajo.
Los campesinos pocos términos usan.
Sin embargo, en el lenguaje político cotidiano es frecuente escuchar hablar de participación,
que es un término importante para las contiendas electorales. Participar, en principio, significa
"tomar parte", convertirse uno mismo en parte de una organización que
reúne a más de una sola persona. Pero también significa "compartir"
algo con alguien o, por lo menos, hacer saber a otros alguna noticia.
Pero hay que agregar a esto, que el
campesino no es alguien abierto a los cambios; es conservador por su propio
ambiente cambia muy poco. Viéndolo dialécticamente, según la teoría, es el
proletariado urbano quien mueve los
cambios.
El método dialéctico exige que los
fenómenos se examinen no sólo desde el punto de vista de sus relaciones mutuas
y de su mutuo condicionamiento, sino también desde el punto de vista de su
movimiento, de sus cambios y su desarrollo, desde el punto de vista de su
nacimiento y muerte.
Lo que importa, sobre todo, al
método dialéctico no es lo que en un momento dado parece estable pero comienza
ya a morir, sino lo que nace y se desarrolla, aunque en un momento dado parezca
poco estable. Lo único que hay de insuperable, según este método, es lo que se
halla en estado de nacimiento y desarrollo.
Los actores que están pujando por
desarrollar cambios sustanciales en esta sociedad, sentada en un polvorín, tienen
muchos puntos de vista. El buen gobierno requiere mediación entre los
diferentes intereses de la sociedad para alcanzar un amplio consenso en lo que
concierne a los mayores intereses del conjunto de la comunidad y establecer
cómo se puede llegar a realizarlos.
También requiere una perspectiva
amplia y a largo término sobre las necesidades para el desarrollo del hondureño,
sobre cómo alcanzar los objetivos de desarrollo para todos los sectores. Esto
sólo se puede conseguir con la comprensión y entendimiento de la historia, la
cultura y los contextos sociales de una sociedad o comunidad concreta sin
exclusión.
Muy pocos países y sociedades han
llegado a conseguir un buen gobierno en su totalidad. Esta fotografía
deprimente de la realidad de nuestra Honduras en la que nos encontramos refleja
un gran deterioro del Estado de Derecho. Es ampliamente reconocido que los
servicios prestados del TSE se han deteriorado como resultado de los “recortes”
de la ética y la moral de un grupo de inescrupulosos que no quieren retroceder y
que no le tienen miedo a este polvorín social.
Walther Rodezno
Periodista y estudiante de
Filosofía-UNAH