Jueves 03 de agosto de 2017
El correo electrónico de Johnny Depp, fechado en
2009, decía:
"Entérate que comenzaré The Tourist alrededor
del 15 de febrero, lo cual serán USD 20 millones. De ahí paso casi directamente
a Piratas 4, por 35 millones y de ahí a su vez a Dark Shadows por
otros 20 millones… ¿Qué más puedo hacer??? ¿Quieres que venda algo de arte???
Lo haré. ¿Quieres que venda algo más??? Claro… ¿qué??? Tengo motos,
automóviles, propiedades libros, pinturas y me queda algún atisbo de alma. ¿Por
dónde quieres que empiece???"
En enero de 2018 un jurado leerá esa y otras pruebas
en el juicio cruzado entre el actor y The Management Group (TMG), la
firma de los abogados Robert y Joel Mandel que administraron sus negocios desde
1999.
Depp argumenta —gracias a los peritos contables
que contrató su nuevo administrador, Ed White— que los hermanos Mandel
cometieron una serie de irregularidades con sus finanzas, como hacer
pagos en nombre de la estrella, pero sin su conocimiento, por más de USD
10 millones, o pagar impuestos tarde y con cargos por mora, o endeudarlo a una
tasa de interés altísima.
Pide USD 25 millones de resarcimiento por
"daños debido a negligencia, fraude, enriquecimiento ilícito e
incumplimiento de obligación fiduciaria", entre otros cargos.
TMG argumenta que advirtió varias veces a Depp
sobre "su estilo de vida egoísta, temerario e irresponsable", pero
que el actor se negó a abandonarlo: describe gastos fijos de USD 2
millones por mes, 40 empleados, 14 propiedades —entre ellas un castillo en
Francia y cuatro islas en las Bahamas—, 70 guitarras de colección, un funeral
de USD 5 millones para su amigo Hunter S. Thomson, un divorcio de USD 7
millones de Amber Heard, USD 30.000 mensuales para hacer llegar sus vinos
favoritos allí donde él se encuentre en el mundo y otras de arte de Gustav
Klimt, Amedeo Modigliani y Jean-Michel Basquiat, entre otros bienes.
Pide USD 560.000 en daños y una declaración legal
que diga: "Depp causó su propia devastación financiera".
El detalle del intercambio de demandas se publicó
en Vanity Fair. En su nota, Mark Seal citó la explicación
de Depp, quien dice saber tanto de finanzas ahora como cuando llegó a
Hollywood, a los 19 años, y era telemarketer de bolígrafos. "No soy
abogado. No soy contador. No estoy capacitado para ayudar a mi hijo de 15
años a hacer su tarea de matemática… Siempre he confiado en la gente de la
que me rodeo".
Sus abogados, además, cuentan con el testimonio de una
ex empleada de TMG, Janine Rayburn, quien declaró que recibía
instrucciones "para cometer actos indebidos con la cuenta de Depp".
TMG la llamó "mentirosa serial" y despreció su nivel de
participación en el manejo de las finanzas del actor.
Depp se convirtió en una estrella en 1990, con El
joven manos de tijeras, la película de Tim Burton. Desde entonces creó ingresos
por USD 650 millones. Y aunque sus honorarios mínimos por película son de
USD 20 millones (por menos, USD 16,4 millones, sólo hizo el comercial de
Dior Sauvage), su situación financiera lo obligó a vender un yate que
ni el Jack Sparrow de su Piratas del Caribe pudo haber mantenido a
flote.
Otro yate, uno prestado, está en el origen
del "deseo inagotable de gastar" del que lo acusa TMG. Era
el Sarita de Nicholas Cage, su amigo y similar alborotador
financiero —en 2009 se declaró su quiebra—, en el cual Depp, su entonces esposa
Vanessa Paradis y sus dos hijos llegaron a las Bahamas en 2004. El actor
se enamoró de una cadena de cuatro islas desiertas al sudeste de Nassau.
Según Seal, Depp soñaba con algo así desde que había
visitado a Marlon Brando "en su atolón privado en el Pacífico
Sur, Tetiaroa, luego de que ambos trabajaran juntos en Don Juan DeMarco".
Los hermanos Mandel se escandalizaron: las
islas —se vendían a USD 3,6 millones— no tenían caminos, electricidad, agua ni
cloacas. Depp —"un alma sensible", según cita Vanity Fair a
Jerry Bruckheimer, creador de la franquicia de Piratas del Caribe— no vio
el problema de infraestructura con tanto interés como la posibilidad
de desconectarse del estrés mundano y recargar las baterías. Los
Mandel sólo lograron bajar el precio a USD 3,225.000.
Para llegar a las islas la estrella necesitó un
yate propio, que costó USD 8,75 millones, más USD 8 millones para
reacondicionarlo. Inclusive le cambió el nombre de Anatolia a una
combinación de las primeras letras de su nombre, su mujer y sus hijos: Vajoliroja.
Mandel le explicó que para mantener el yate y cubrir
también el resto de sus gastos necesitaría un ingreso anual mínimo de USD
40 millones al año. Dos superproducciones. "Eso lo consigo, me parece
bien", dijo Depp.
Quiso entonces las propiedades aledañas a su
mansión en Sunset Boulevard, El Castillo: USD 10 millones antes de que las
convirtiera en una casa de huéspedes para su madre y un estudio de grabación.
Hacia 2007 TMG advirtió al actor que sus ingresos
debían ser de USD 60 millones anuales. Depp contestó —luego de una
ráfaga de insultos, según los Mandel— que trabajaría más duro. Los
administradores acordaron que las personas cercanas a él les avisarían
sobre sus proyectos de gastos. Pero siempre recibieron e-mails con los hechos
consumados: el funeral del escritor Hunter S. Thompson ("Si yo
hubiera tenido sólo USD 5 millones y un dólar, lo hubiera hecho igual: ese tipo
era mi hermano", dijo Depp), USD 500.000 en un brazalete de diamantes,
USD 1,2 millones en los archivos del periodista Nick Tosches…
En 2013 Vajoliroja debió ser vendido (más
adelante en la línea de sucesores al timón estaría la escritora J.K.
Rowling). TMG refinanció una deuda bancaria de Depp al costo de una tasa
de interés altísima.
Pronto vendría la ruptura, y el nuevo administrador;
pronto vendrá el juicio. En el medio hubo 24.000 correos
electrónicos, que alimentaron la demanda de Depp, que en seis meses escuchará
un jurado y promete ser más entretenida que los blockbusters de la
estrella.