Sábado 29 de julio de 2017
Tegucigalpa, Honduras - Envenenadas con restos de
plaguicidas estaban las baleadas que les causaron intoxicación a tres personas
y la muerte de un menor de edad, en Choloma, departamento de Cortés.
Lo anterior, es parte de los resultados obtenidos de
las muestras examinadas por médicos del Laboratorio de Química y Toxicología
del Centro de Medicina Legal y Ciencias Forenses en Tegucigalpa.
Dichas pruebas se efectuaron para detectar qué tipo de
sustancias habría tenido la harina, los frijoles, la mantequilla y los
utensilios de cocina utilizados en el momento de la tragedia, del pasado 3 de
julio del presente año.
La directora de Medicina Forense, Jullisa
Villanueva, confirmó las sospechas de envenenamiento que tenían en el caso,
tras la muerte del niño de seis años, Edgardo Ariel Reyes, quien comió una de
las baleadas preparadas por su madre, al igual que lo hicieron su hermanos de
diez años y nueves meses respectivamente, quienes fueron hospitalizados.
La madre, Francisca Mabel García Irías; y el padre,
Edgardo Reyes, también presentaron los mismos síntomas, pero con menos urgencia
que la de sus hijos, quienes actualmente sigue hospitalizada solo la niña
de diez años de edad.
Según las declaraciones de Villanueva, después de un
largo trabajo de los laboratorios criminalísticos, en coordinación con los
hallazgos de la autopsia, se documentaron los resultados de las pruebas que
arrojaron que las baleadas estaban mezcladas con inhibidores de la
colinesterasa, órganos fosforados o fármacos venenosos para tratar plagas
(plaguicidas).
FÁRMACOS AGRÍCOLAS
“Esto significa que hubo presencia de fármacos que se
usan para agricultura en las comidas y fluidos (…), estamos concluyendo que no
se trataba de una simple baleada, sino que contenía un ingrediente
completamente anómalo, que no debía estar ahí, por ser un veneno para plagas”,
explicó la especialista.
La patóloga además informó de exámenes científicos
practicados no solo al cuerpo del fallecido, sino a los parientes vivos.
Según los resultados de la autopsia del menor, el
pequeño Eduardo perdió la vida por la cantidad de ingesta del alimento en su
cuerpo; se encontraron los inhibidores de la colinesterasa en mayor cantidad
que en los resultados de los exámenes en las otras víctimas en la familia;
además de lo encontrado en el alimento en mención, detalló Villanueva.
Por este caso, en un principio la madre de familia de
este hogar fue detenida por agentes de la Dirección Policial de Investigaciones
(DPI), como sospechosa de mezclar las baleadas con plaguicidas, por
considerarla sospechosa de la muerte de uno de sus hijos, y de la intoxicación
del resto de su familia, luego que consumieran baleadas que ella misma
preparara.
Al momento de ser presentada ante los medios de
comunicación, la mujer rompió en llanto y negó tener algo que ver con el
hecho, “aquí me tienen como animal, es una crueldad porque yo a mis hijos los
amo y los adoro, no sería capaz de hacerles daño; la masa para las tortillas es
preparada, solo le eché agua”, dijo con la voz entrecortada.
El 5 de julio, tanto la Policía Nacional como el
Ministerio Público (MP) dedujeron que Francisca Mabel García Iríasno tenía
responsabilidad en el caso, fue puesta en libertad y regresó a su hogar para
darle el último adiós a su pequeño hijo.
El hecho sucedió en la colonia Godoy Número Dos de la
comunidad de Trincheras, en Choloma, donde la familia aún sufre el duelo por
el deceso de Edgardo Ariel Reyes (6), quien a diferencia de su hermana, que
saldrá de alta en los próximos días, no pudo ser atendido en el Instituto
Hondureño de Seguridad Social de San Pedro Sula.