Domingo 18
de junio de 2017
SAO PAULO
(AP) — Cientos de miles de personas salieron el domingo a las calles de Sao
Paulo para asistir a la marcha del Orgullo Gay de Brasil, uno de los desfiles
de su tipo más grandes del mundo, el cual se enfocó este año en combatir la
amenaza del fundamentalismo religioso hacia la comunidad LGBT.
Los
celebrantes atiborraron la Avenida Paulista de la ciudad antes de que comenzara
la marcha. Algunos enarbolaban una gigantesca bandera arcoíris, que simboliza
los derechos de la comunidad LGBT. Otros portaban alas brillantes y
convirtieron la avenida Paulista en un mar de colores que recorría al menos 10
cuadras.
Los
organizadores dijeron esperar que tres millones de personas participen en el
21er desfile anual del orgullo gay de la ciudad, la policía no ha revelado la
cantidad de gente que asistió.
La cantante
ganadora de un Grammy, Daniela Mercury, y la celebridad brasileña Anitta
estuvieron en el desfile que los organizadores dijeron se centraría en el
secularismo y la idea de que ninguna religión es una ley independientemente de
las creencias individuales de la gente.
Claudia
Regina, presidenta del grupo de derechos homosexuales que organiza el desfile,
publicó en la página oficial de Facebook del evento: "nuestros enemigos
principales en la actualidad son fundamentalistas religiosos" y algunos
grupos que insisten en condenar a las personas LGBT y "eliminar los
derechos que ya hemos obtenido".
Adquiriendo
un tono político, algunos asistentes sostenían carteles con la imagen del
presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el mandatario de Rusia, Vladimir
Putin, representados como travestis.
Muchas
personas en el desfile compartían el sentimiento que los fundamentalismos
religiosos amenazan los derechos.
“Solo
necesitan dejarnos tener el derechos de vivir, de ser felices”, dijo Sheila
Star, travesti de aproximadamente 50 años.
La ciudad de
Sao Paulo dijo en un comunicado que invirtió 400.000 dólares en infraestructura
para el desfile. Turistas de Brasil y de América Latina volaron a la ciudad
para asistir a la celebración.
“Vemos que
los padres religiosos tienen muchos prejuicios al aceptar a sus propios hijos”,
dijo Andrea Carvalho, coordinadora del grupo de la Madre para la Diversidad,
que voló de Santa Catarina, Brasil a Sao Paulo solo para estar en el desfile.