Viernes 12 de mayo de 2017
Jenny Rozo Herrera – Bogotá, Colombia
Una controversia ha generado la iniciativa “Más
mujeres sentadas, más mujeres protegidas”, en Bogotá, que promueve que ellas
tengan una silla preferencial en el sistema de transporte público Transmilenio,
durante las horas de mayor congestión, para mitigar la violencia a la que están
expuestas por robo y acoso sexual, principalmente.
Sería entre las 6 y 9 de la mañana y de 5 de
la tarde a 8 de la noche. El Transmilenio tiene sillas rojas, que son para
todos, y azules para personas en condición de discapacidad, mujeres embarazadas
o niños.
La propuesta es liderada por el concejal Marco Fidel
Ramírez, quien argumenta que se “aumentaría el número de mujeres que viajan
sentadas, seguras y cómodas. Además es un gesto ciudadano de solidaridad y
reconocimiento” de los hombres hacia ellas.
Por el momento, pasó el primer debate con 14 votos a
favor y 1 en contra. Dentro de una semana se define si se implementa como
acuerdo.
El voto en contra fue el de Lucía Bastidas. La
concejal la tacha de segregacionista. “Todas las sillas deberían ser azules
porque de fondo tenemos que seguir trabajando con la cultura ciudadana. Esto no
soluciona el problema de agresión. Lo que soluciona es cuando hay calidad en el
servicio y mejoras en la infraestructura”, dijo en la intervención sobre el
tema en el Senado. Además de puntos de denuncia y una buena intervención de la
justicia.
Según la Secretaría de Movilidad de Bogotá, a diario,
dos millones de personas se movilizan en Transmilenio, de las cuales un poco
más de 680.000 son mujeres. Las quejas más frecuentes de las mujeres
son agresión como manoseo, insultos y atracos. En diferentes sondeos, la
mayoría expone que se siente insegura en el sistema de transporte.
Mientras, el subgerente de Transmilenio, Gustavo
García, indicó a una emisora local, que la empresa hace todo lo necesario
para darles exclusividad a las mujeres. “Estamos avanzando en la
política de la defensa de la mujer con campañas y cultura pedagógica”.
La secretaria del Mujer, Cristina Vélez, dijo en su
cuenta de Twitter que “el segregacionismo no es una alternativa viable en un
sistema con la demanda que tiene Transmilenio. En el mundo hay (otras)
excelentes iniciativas para reducir el acoso en el transporte público”. Hace
referencia a una que se implementa en Quito, Ecuador. A través de la
aplicación Bájale al acoso, las mujeres denuncian desde su celular casos de
acoso sexual.
¿Y qué dicen los ciudadanos? Yahoo preguntó a algunos
usuarios.
“No estoy de acuerdo. No podemos, por un lado,
exigir igualdad y, por otro, pedir preferencias por ser mujeres. Los hombres se
cansan igual y merecen una silla por ser usuarios. Eso sí hay que educar a los
hombres y mujeres para que sean gentiles y cedan el puesto siempre a personas
mayores, embarazadas, personas con niños o problemas de movilidad”, opina Diana
Garzón.
Por su parte, a Indalecio García le parece bien la
medida, “teniendo en cuenta los abusos que se han denunciado. Pero creo
que se ignora que los hombres también estamos expuestos a abusos en ese sistema”.
Elizabeth Pérez considera que no es necesario
porque genera desigualdad. “Es llegar a extremos. Todos tenemos las mismas
condiciones. Hay que ser solidarios. Es simbólico pero no trata el problema de
raíz”, afirma.
Pero este tipo de iniciativa no ha prosperado
anteriormente. Un ejemplo son los vagones que se querían destinar también
en Transmilenio para las mujeres. El sistema de transporte empezó con un piloto
de cuatro rutas, pero los resultados indicaron que la violencia seguía igual. La
alcaldía eliminó esta medida el año pasado.