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Éxodo salvadoreño persistirá si no se atiende la raíz de las pandillas

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Martes 23 de mayo de 2017

La huida de salvadoreños a EE.UU. continuará si no se atienden "decisivamente" las razones que obligan a los jóvenes a ingresar a las pandillas, dijo a Efe José Miguel Cruz, uno de los autores de un informe divulgado hoy por la Universidad Internacional de Florida (FIU).

El estudio, presentado en Washington, es el primero realizado por una universidad estadounidense en El Salvador, donde fueron entrevistados 1.200 pandilleros y expandilleros de la Mara Salvatrucha (MS13) y Barrio 18, que se han expandido en los últimos veinte años en ese país centroamericano.
"Las pandillas juveniles contemporáneas son mucho más numerosas, su presencia se ha extendido a lo largo de la mayoría del territorio, y sus actividades son significativamente más violentas, estratégicas y complejas", resalta el informe.

Cruz, director del Centro Kimberly Green para Latinoamérica y el Caribe de FIU, precisó que de ser jóvenes que vagaban por las calles y cometían fechorías se convirtieron en grupos más estructurados y violentos, que incluso han llegado a negociar con el Gobierno salvadoreño.
Sin embargo, explicó que pese a ese fortalecimiento, el informe halló que las razones para unirse a estos grupos de extorsionistas siguen siendo las mismas.

"Las motivaciones son familias muy problemáticas y falta de oportunidades", indicó este salvadoreño experto en criminología y pandillas.

Para el investigador, si no se atienden estas problemáticas de forma "decisiva", no se podrá detener la inmigración de niños, jóvenes y familias a Estados Unidos, como la oleada de salvadoreños, guatemaltecos y hondureños que en 2014 creó una "crisis humanitaria".
Explicó que el informe fue encomendado en 2016 por el Gobierno federal estadounidense como parte de los estudios para determinar las condiciones de violencia que llevaron a la migración de más de 68.000 menores en 2014.

Cruz dijo que en contra de la "presunción" de las autoridades policiales, el estudio concluyó que sí es posible que los pandilleros abandonen estos grupos violentos, aunque reconoció que no es fácil lograrlo.

"Incluso si a un miembro se le permite salir de una pandilla, él debe luchar constantemente para reinsertarse en la sociedad. Esto es casi siempre un esfuerzo agotador", señala el análisis titulado "La nueva cara de las pandillas callejeras: MS-13 y el fenómeno pandillero en El Salvador".

El estudio subraya que muchos pandilleros carecen de la educación necesaria para convertirse en miembros productivos de la sociedad, algunos son adictos a las drogas o alcohol o sufren problemas psicológicos, además de los antecedentes criminales que tienen muchos de ellos.
Cruz agregó que la situación se empeora con un sistema judicial demorado y un sistema penitenciario con altas tasas de encarcelamiento y hacinamiento.

El hacinamiento llega a alcanzar "tasas del 300 %", dijo.
Según el estudio, el atraso en el sistema de justicia significa que muchas personas están en detención preventiva por meses e incluso un año, "pese a que la ley permite solo hasta tres días en las llamadas bartolinas", que son los calabozos de la Policía Nacional Civil (PNC).

Al ser operadas por la Policía, los reclusos deben pagar por su comida en las bartolinas.
Algunas de esos calabozos se han convertido en pequeñas prisiones, señala el informe, financiado por el Departamento de Estado de Estados Unidos y realizado con la colaboración de la Fundación para el Desarrollo Nacional de El Salvador (FUNDE).

En ese sentido, Cruz enfatizó que lo más efectivo es evitar que los jóvenes "se metan" a las pandillas.
Aseguró que es una necesidad hacerlo ante el "espectacular" crecimiento de la Mara Salvatrucha (MS13) y Barrio 18, que además tienen a su alrededor una "red social" de por lo menos 400.000 salvadoreños.

Señaló que una de las principales conclusiones de las entrevistas con los pandilleros es que sí es posible trabajar con ellos para que abandonen estos grupos criminales y así disminuir la violencia.
Cruz invitó al Gobierno de El Salvador, que ha cifrado en 30.000 a 35.000 los miembros que tenían ambas pandillas en 2016, a "seguir apoyando los programas de prevención social del delito".EFE


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