Domingo 07 de mayo de 2017
PARÍS (AP) — Los franceses votaban desde primera hora
del domingo en la segunda vuelta de unas elecciones presidenciales que podrían
decidir el futuro de Europa. Los candidatos a suceder al socialista François
Hollande son el independiente Emmanuel Macron y la populista líder de
ultraderecha Marine Le Pen.
Con Macron como favorito en las encuestas, los centros
de votación abrieron sus puertas en el territorio continental francés 08:00 de
la mañana (0600 GMT) bajo la supervisión de 50.000 efectivos de las fuerzas de
seguridad ante la amenaza de posibles ataques extremistas. Las encuestas de
salida y los primeros resultados oficiales estarán disponibles al cierre de las
urnas, a las 20:00 horas (1800 GMT).
A mediodía, el porcentaje de participación era
ligeramente menor que en el último balotaje de 2012, dijo el Ministerio del
Interior. El 28% de los electores acudieron a votar en la primera parte de la
mañana frente al 31% de hace cinco años, según los datos oficiales.
Los comentaristas señalan que la baja participación
beneficiaría a Le Pen. Se considera que sus partidarios están más
comprometidos, por lo que es más probable que acudan a las urnas.
Macron, de 39 años y exministro de Economía en el
gobierno socialista del presidente saliente, François Hollande, se deshizo en
sonrisas a su salida de su casa de vacaciones en la localidad turística de Le
Tourquet, en la costa norte del país, donde votó junto a su esposa Brigitte
alrededor de las 11:00 de la mañana.
Apenas 20 minutos más tarde, Le Pen, de 48 años, hacía
lo propio en Henin-Beaumont una pequeña localidad del norte gobernada por su
partido, el Frente Nacional. La líder de ultraderecha estuvo acompañada por su
alcalde, Steeve Briois, que funge como líder de la formación durante la
campaña.
Le Pen votó sin incidentes tras la detención de
activistas feministas un par de horas antes por colgar una enorme pancarta en
contra de la aspirante en el exterior de una iglesia.
Por su parte, Hollande acudió a un colegio electoral
de su feudo político de Tulle, en el suroeste del país, donde públicamente el
voto para su exprotegido Macron.
La campaña electoral más seguida e impredecible de los
últimos años terminó con un ciberataque y la filtración de documentos contra
Macron el viernes por la noche. La agencia de ciberseguridad del gobierno galo,
ANSSI, investiga el ataque, que según el equipo del centrista buscaba
desestabilizar la cita electoral.
El futuro de la Unión Europea podría estar también en
manos de los 47 millones de franceses llamados a las urnas, que pueden
arriesgar y colocar en el palacio del Elíseo a Le Pen, que sueña con abandonar
el bloque y la moneda única, o jugar seguro con Macron, un proeuropeo que
quiere reforzar la unión.
Los mercados financieros de todo el mundo y los
vecinos de Francia siguen la cita electoral con atención. Un “Frexit” sería más
devastador que la salida de Gran Bretaña del bloque, ya que la gala es la
segunda economía del euro. La nación es además un pilar central de la UE y de
su misión de mantener la paz de posguerra a través del comercio libre y una
política de fronteras abiertas.
El balotaje servirá para probar la fortaleza de la ola
de populismo global tras dos comicios clave el año pasado: la decisión de los
británicos de dejar la UE en un referéndum y el triunfo de Donald Trump en
Estados Unidos. En Francia, testará si los votantes están listos para dejar
atrás el pasado racista y antisemita del Frente Nacional.
Le Pen ha ampliado las miras de su formación
aprovechando y alimentando el descontento con la globalización y los temores
asociados a la inmigración y el extremismo islámico. Macron sostiene que
Francia debe replantearse sus leyes laborales para ser más competitiva a nivel
mundial y su llamado a la unidad y la tolerancia le valió el calificativo de
ingenuo de parte de su rival.
Quienquiera que gane la segunda vuelta de las
elecciones liderará a Francia en una situación inédita ya que ninguno de los
dos aspirantes procede de los partidos tradicionales que han comandado el
parlamento y el país durante décadas. El vencedor tendrá que intentar lograr
una mayoría parlamentaria en los comicios de junio para poder impulsar grandes
cambios.
La votación comenzó el sábado en los territorios de
ultramar, desde Saint-Pierre-et-Miquelon _ un archipiélago próximo a Terranova
_ a la Guayana o las Antillas francesas. Ciudadanos franceses también acudieron
a votar en masa en la provincia canadiense de Quebec.
Desde el deprimido norte de Francia a las calles de
París, algunos electores solo esperan el final de esta corrosiva campaña.
En Henin-Beaumont, la localidad del norte del país donde
votó Le Pen, Thomas Delannoy, de 28 años, dijo que la campaña "parece un
programa de telerrealidad". Este pintor de la construcción calificó el
proceso electoral de “ridículo” apuntando que ninguno de los aspirantes tiene
una plataforma con la que pueda identificarse.
Muchos votantes expresaron una frustración similar y
la gran pregunta el domingo sería cuántos de ellos se molestarán en ir a votar.
Los sindicatos planean ya una protesta para el lunes independientemente de
quien salga elegido presidente.