Domingo 07 de mayo de 2017
Por: Isaias Alvarado
LOS ÁNGELES, California.- Una mujer cubana que ocultó
a 44 indocumentados en su casa en San Diego, California, cerca de la
frontera con México, fue sentenciada este jueves a tres años y un mes de
prisión. Según los fiscales, el 6 de noviembre funcionarios de la Patrulla
Fronteriza encontraron al grupo de inmigrantes encerrado en un pequeño
cobertizo de la vivienda, sin ventilación, iluminación, ni agua.
Dania Olivero, de 51 años, admitió su participación en
el delito de tráfico de personas, pero alegó que prestaba su hogar en San Diego
porque quedó viuda en 2011 y mantuvo a sus cuatro hijos con
asistencia alimenticia del gobierno, reciclando latas de aluminio y trabajando
de vez en cuando porque se lesionó un brazo.
Su casa en el barrio North Park, cerca de la frontera
con Tijuana, se había convertido en parada temporalde quienes cruzaban ilegalmente
hacia este país, de acuerdo con las autoridades.
Olivero, quien llegó legalmente a Estados Unidos a los
28 años, fue arrestada en noviembre luego de que la Policía de San Diego
recibiera reportes de vecinos que informaron que varios individuos “que
actuaban nerviosos” habían bajado de un vehículo y entrado
"rápidamente" a la casa.
“Cuando la Policía llegó a investigar, la acusada
Olivero le dijo a los agentes que había invitado a un grupo de personas a beber
cerveza”, según un comunicado del Departamento
de Justicia (DOJ).
Pero al investigar en la propiedad, los oficiales se
percataron de que algunos actuaban nerviosos y que no tenían bebidas. Inclusive
algunos huyeron hacia la parte trasera de la casa al ver a los policías. Al
sospechar que se trataba de indocumentados pidieron la asistencia de la
Patrulla Fronteriza.
Algunos de los inmigrantes dijeron haber sido “encerrados
en un cobertizo pequeño en el patio trasero junto a docenas de personas, sin
iluminación, ventilación o un baño”, indicó el DOJ.
En el grupo de inmigrantes había 42 mexicanos y 2
guatemaltecos.
Durante el juicio, Olivero indicó que en pocas ocasiones
aceptó una cuota de 50 dólares por cada indocumentado llevado por los
traficantes de personas y afirmó que nunca antes le habían llevado a tanta
gente como el 6 de noviembre. Entonces, dijo, llegaron entre cinco y siete
grupos, reportó el diario San
Diego Union-Tribune.
En una carta enviada al juez que la sentenció, Olivero
afirmó que los problemas económicos la llevaron a trabajar con “coyotes”. “La
vida se volvió muy difícil para mí”, escribió ella.