Escrito por:
Lucía Barahona
Pedro y Ana,
se conocieron en una página social del internet, ninguno de los dos sabía con
certeza quien era el otro verdaderamente, pero los lazos que provocó la
comunicación continua comenzando con simples mensajes de texto enviados desde
el perfil de cada uno, el cual, también tenía una vaga información personal de
cada uno de ellos, así comenzó el flechazo, por un mutuo interés por cosas
vagas que leían el uno del otro. Pasaron tres meses y la relación se
intensificaba, a tal punto que, uno tomo la decisión de que era el momento de
conocerse , las siguientes conversaciones estuvieron llenas de planes e
ilusiones de cómo sería el primer encuentro tan deseado , también la pasión y
el deseo mutuo hicieron su aparición.
Pasaron
algunos días y llego el momento esperado, fijaron la hora y el día en el cual
ellos se encontrarían , Ana tomo el avión desde Córdoba, Argentina su ciudad
natal hasta Santiago de Chile, ella bajo del avión con su maleta emocionada por
ese primer encuentro con Pedro que le esperaba ansioso en la sala de espera.
Cómo estaba
previsto los dos se encontraron, los besos y abrazos no se hicieron esperar,
desde el primer encuentro hasta pasar tres días juntos, los cuales tuvieron su fruto,
la llegada de un varoncito, al cual bautizaron con el nombre de Martín,
decidieron inmediatamente después de la noticia estar juntos pensando que todo
sería felicidad y que tan el uno para el otro.
Pasaron
cuatro años, y comenzaron aflorar todas aquellas cosas que en la superficie no
podían verse, causando esto fricciones en la relación de pareja acompañado de
insatisfacción e infelicidad.
El profundo
amor que se tuvieron paso a ser frustración. El tiempo que no tomaron en
conocerse y disfrutar sanamente de esos momentos de autoconocimiento sin
involucrarse precipitadamente en una relación superficial les causó heridas y
tristeza.
Darnos un
espacio de forma sabía, responsable y meditada hace que nuestras vidas tengan
más satisfacción, evitando así, errores que a la larga tendrá consecuencias en
terceras personas. Es espacio en el que debemos disfrutar de la persona que
conocemos debe ser para escudriñar que amamos, admiramos y deseamos de aquella
persona que empezamos a conocer, saber si él o ella están interesados en
hacernos felices para que nuestra relación de pareja pueda construirse de forma
sincera , madura y responsable.
No culpemos
entonces al otro cuando por nuestra falta de tiempo y emocionalismo no logramos
culminar nuestras relaciones en un término de satisfacción personal, sabiendo
que escogimos al adecuado (a) persona para formar una vida de pareja feliz.