Miércoles 03 de junio de 2015 – 03:10 PM
Cien militares estadounidenses iniciaron un
ejercicio humanitario en el Aguán, este de Honduras, zona de conflictos entre
terratenientes y campesinos que dejan unos 150 muertos desde el 2010,
informaron este martes fuentes oficiales.
La embajada de Washington en Tegucigalpa explicó en
un comunicado que "como parte de estos ejercicios Nuevos
Horizontes-Honduras, más de 100 miembros del servicio aéreo de los Estados
Unidos trabajarán hombro a hombro con los socios hondureños" en el
departamento de Colón, unos 600 km al noreste de la capital.
Añadió que en la ciudad de "Tocoa (en el valle
del Aguán) médicos de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos están llevando a
cabo una visita centrándose en las enfermedades transmitidas por
vectores".
También dijo que durante el ejercicio "miembros
de las fuerzas armadas de Honduras y de los Estados Unidos estarán hombro a
hombro trabajando para construir un edificio de escuela y un pozo de agua en
Trujillo", en el departamento Colón.
Medios locales indicaron que el ejercicio, que
empezó el lunes, tendrá una duración de tres meses.
Un oficial estadounidense, Rayan Elliott, afirmó a
diario La Prensa que "no tenemos ninguna operación militar" en
Honduras, y que solo han llegado a la zona hondureña para participar en
"operaciones humanitarias".
El valle del Aguán es escenario de un conflicto que
estalló en enero de 2010, un mes después de que miles de campesinos ocuparon
vastas extensiones de tierras propiedad de ricos terratenientes, sembradas de
palma africana.
Los campesinos alegaron que las tierras les
pertenecen pues les fueron entregadas por el gobierno en el marco de una
reforma agraria en la década de 1980. En 1992, una ley permitió que esos
predios fueran vendidos, y algunos dirigentes agricultores, a espaldas de sus bases,
las cedieron a precios bajos a los terratenientes.
Los terratenientes -que cuentan con el apoyo de
militares y policías- alegan que los campesinos han matado alrededor de 20
guardias contratados para proteger sus fincas, mientras que empleados administrativos
y campesinos sostienen que los guardias han matado alrededor de 130 compañeros.