Domingo 19 de abril de 2015 – 01:00 PM
RÍO DE JANEIRO (AP) — Varios hombres armados mataron
a disparos a ocho personas durante un ataque contra un grupo de seguidores de
un equipo de fútbol en Sao Paulo, el cual tiene nexos estrechos con una prisión
notoria, informó la policía brasileña el domingo.
La Policía dijo que los testigos les dijeron que los
hombres armados irrumpieron cerca de la medianoche del sábado en el lugar
oscuro donde el grupo de aficionados del Corinthians Pavilhão 9 se reúne bajo
un puente de una autopista y balearon a siete personas en la cabeza. Un octavo
hombre trató de escapar, pero fue perseguido y asesinado en una gasolinera
cercana.
El detective Arlindo Jose Negrao descartó una pelea
entre grupos rivales de aficionados. No quiso revelar el motivo detrás del
ataque, sin embargo, diciendo que podría interferir con la investigación.
"Según lo declarado por los testigos, estamos
explorando una línea de investigación, que no nos hace creer que se trate de
una rivalidad entre fanáticos", dijo Negrao. "Incluso tenemos
posibles sospechosos", agregó.
Las víctimas estaban reunidas para una carne asada
en el club y estaban haciendo banderas con los colores del equipo de fútbol
antes de que estallara el tiroteo. El grupo de hinchas no respondió varias
llamadas telefónicas en busca de información.
Pavilhão 9 fue fundada por un grupo de hinchas del
Corinthians que jugó fútbol con internos de la prisión brasileña de Carandirú,
ampliamente conocida por una masacre que dejó 111 reclusos muertos y que fue
llevada a la pantalla grande.
El equipo Corinthians no respondió a una solicitud
de información, pero puso la palabra "luto" sobre un fondo negro en
su página oficial de Facebook.
Gran parte de la violencia del fútbol que estalla en
los estadios brasileños y sus alrededores tiene que ver con los clubes de
hinchas.
El año pasado, decenas de miembros de otro club de
fans del Corinthians, Gavioes da Fiel, invadieron el centro de entrenamiento
del equipo. Enfurecidos por el rendimiento del equipo, atacaron a los empleados
y tomaron al delantero peruano Paolo Guerrero por el cuello, obligando a otros
jugadores a refugiarse en un vestuario y atrincherarse hasta que llegó la
Policía.