Sábado 25 de abril de 2015 – 07:10 PM
KATMANDÚ, Nepal (AP) — Decenas de miles de personas
pasaban la noche al aire libre entre el frío y relámpagos después de que un
terremoto devastó el sábado Nepal, donde provocó 1.805 muertes así como el
derrumbe de casas, templos y un alud en el monte Everest.
Las autoridades advirtieron que la cifra de muertos
podría aumentar a medida que lleguen nuevos informes de zonas remotas.
El inspector de la policía nacional de Nepal, Yuvraj
Khadka, señaló que los esfuerzos de rescate continuaban durante la noche. Más
tarde el ministerio nepalés de la Vivienda dijo que la cifra alcanzó las 1.805
personas, lo que coloca la cifra total de fallecidos en todos los países
afectados en 1.865.
El temblor de magnitud 7,8 se originó afuera de la
capital Katmandú, el peor movimiento telúrico que haya asolado a esta nación
pobre del sur de Asia en más de 80 años. Tuvo tanta potencia que se sintió en
el norte de la India, además de Bangladesh, Tíbet y Pakistán, donde un total de
50 personas perdieron la vida.
Al momento del temblor en Nepal, habitantes salieron
de casas y edificios presas del pánico. Hubo derrumbes de paredes, caídas de
cables de electricidad y bamboleo de árboles; enormes grietas aparecieron en
calles y muros. Nubes de polvo comenzaron a envolver los alrededores.
Horas después, los hospitales se llenaron con
centenares de heridos. Ante la ausencia de labores organizadas de asistencia y
rescate, muchos sobrevivientes fueron llevados a hospitales por amigos y
parientes en cochecitos motorizados, camionetas y automóviles.
Los habitantes excavaron entre los escombros con las
manos desnudas, barretas y otras herramientas para rescatar a sobrevivientes.
Más de dos decenas de réplicas sacudieron el área
después del primer terremoto, que azotó justo antes del mediodía. En ese momento
Shrish Vaidya, que dirige una agencia de publicidad, se encontraba con sus
padres en su casa de dos niveles en las afueras de la capital.
"Es difícil describirlo. La casa se sacudía en
forma horrible. Salimos corriendo y parecía que la calle se movía hacia arriba
y hacia abajo", dijo Vaidya, de 46 años, a The Associated Press. "No
recuerdo nada parecido. Tampoco mis padres recuerdan una situación tan
grave".
Una vez que pasó el primer movimiento telúrico,
Vaidya pensó que su familia podría regresar al interior al anochecer. Pero los
remezones continuaron y la familia consideró más seguro permanecer afuera.
"Hace frío y hay viento, así que estamos todos
sentados en el vehículo escuchando las noticias por la radio FM", apuntó.
"Los expertos dicen que todavía no es seguro regresar al interior. Nadie
puede predecir la fuerza de la próxima réplica".
Así, la familia cenó al aire libre y se iluminó con
las luces del vehículo. Vaidya agradeció que su esposa e hijo de 10 años
estuvieran de vacaciones en Estados Unidos.
Los daños fueron relativamente menores en el sector
pudiente donde vive, porque las casas son robustas y de baja altura en los
suburbios de Katmandú. La gente no tuvo la misma fortuna en otras partes de la
ciudad, donde los edificios son antiguos y están mal construidos.
Según los meteorólogos, habría lluvia y aguaceros
con truenos la noche del sábado y el domingo, y las temperaturas eran de
alrededor de 14 grados centígrados (50 Fahrenheit), lo suficientemente bajas
para estar incómodo si se pernocta al aire libre.
Miles de personas pasaban la noche en Tudikhel, un
campo amplio en medio de Katmandú, a un lado de la ciudad vieja donde hay
edificios históricos y carriles estrechos. Ahora este sector está en ruinas.
La gente estaba acostada sobre plásticos o cajas de
cartón y se tapaba con frazadas. Las madres mantenían calientes a sus hijos;
algunas personas prendían fogatas con leña o ramas y la mayoría comía galletas
y sopas instantáneas.
Deepak Rauniar, empleado de una tienda, departía con
amigos cuando ocurrió el sismo.
"Estamos muy asustados para regresar a nuestro
apartamento. Está rodeado por casas, la mayoría antiguas. Las casas podrían
derrumbarse mientras estemos dormidos", afirmó.
El primer ministro Suhil Koraila, que asistía a una
cumbre en Yakarta, intentó apresurar su regreso a Nepal pero sólo llegó hasta
Bangkok, donde su vuelo de conexión a Katmandú fue cancelado debido a que el
aeropuerto internacional de esa capital estaba cerrado para los vuelos
comerciales.
Aviones de la Fuerza Aérea de la India fueron
autorizados para que llevaran 43 toneladas de asistencia, como tiendas de
campaña y alimentos, y casi 200 socorristas, dijo el portavoz del Ministerio
del Exterior indio, Vikas Swarup.
Las aeronaves regresaban a Nueva Delhi con nacionales
indios que estaban varados en Katmandú. La aerolínea estatal Air India anunció
que efectuará vuelos a partir del domingo para llevar asistencia a la capital
nepalesa.
Los hospitales en el Valle de Katmandú estaban
saturados, carecían de espacio para recibir más cadáveres y se les agotaban los
suministros de emergencia, indicaron las Naciones Unidas en un comunicado.
"Continúan llegando informes sobre la
devastación y aumenta el número de muertos, lesionados y afectados por este
sismo", dijo el secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon.
"Es evidente que se han perdido muchas vidas.
Hay también daños considerables a la herencia cultural irremplazable de
Nepal", agregó.