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Discurso del Dr. H. Roberto Herrera en la presidencia del Consejo de Procuradores

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Martes 15 de abril de 2015 – 03:10 PM

Séame permitido unas palabras especiales para saludar la presencia del ciudadano Presidente de la República, del ciudadano Presidente del Congreso Nacional y del ciudadano representante del Presidente de la Corte Suprema de Justicia. Presencia que apreciamos como un reiterado testimonio vivo de su compromiso con el ejercicio de la forma de Gobierno hacia el propósito supremo del Estado que es el de respetar, proteger y promover la dignidad humana de todas y todos los habitantes de Honduras. Propósito que, al Comisionado Nacional de los Derechos Humanos, la Constitución de la República le ordena garantizar.

En atención a ese fin superior de los Estados democráticos de Derecho, aprovecho para hacer un reconocimiento a la noble tarea de las y los Ombudsman en iberoamericanos representados por su Presidente y, con ello, reiterar asimismo el honor para Honduras y su Comisionado Nacional de recibirlo, al igual que al Consejo Centroamericano de Procuradores y Procuradoras de los Derechos Humanos, a cuya Presidencia he tenido el honor de ser electo.

Elección que hoy se ha querido solemnizar con la entrega del Bastón de mando que, en evocación y homenaje a las culturas de nuestros pueblos originarios o indígenas, he recibido como símbolo de poder colectivo moral, justicia, rectitud, continuidad, diálogo y solidaridad que representa y debe caracterizar mi presidencia; y como compromiso de apoyo mutuo para avanzar progresivamente por la ruta de la protección, tutela y promoción de los derechos humanos y libertades fundamentales de los pueblos de Centroamérica.

Hoy ratificamos, con énfasis renovado, ese compromiso que guiará el funcionamiento del Consejo Centroamericano de Procuradores y Procuradoras de los Derechos Humanos, para atender las perspectivas de transformación social, aún pendientes de materialización, que a los pueblos se abrió con la creación del Sistema de la Integración Centroamericana: como proceso global de integración regional, con caracterización profundamente humanitaria, para resguardar la paz, la libertad, la democracia, la equidad y la justicia social, promoviendo la seguridad, el desarrollo sostenible integral y el bienestar de toda la gente.

Esas perspectivas transformadoras están reflejadas expresamente en el Protocolo de Tegucigalpa que, en 1991, institucionalizó el Sistema de la Integración Centroamericana. Hecho histórico que es calificado como la culminación jurídica del proceso de concordancia, entre pueblos y gobiernos de Centroamérica, para democratizar la región y poner fin a la violencia social con medios de respuesta a las causas estructurales que la provocan y de prevención para evitar su repetición.

Así, los ocho Estados que conforman el SICA tienen hoy las responsabilidades, señaladas en ese tratado internacional y los que lo complementan, de cumplir con la esencia, base y propósito fundamental del Sistema de la Integración Centroamericana que son: proteger, respetar y promover los derechos humanos de las y los habitantes; y convertir a Centroamérica en Región de Paz, Libertad, Democracia y Desarrollo con un nuevo modelo integral sostenible de desarrollo y de seguridad democrática, fundamentado en el respeto a la  dignidad de las personas y orientado al mejoramiento progresivo de la calidad de vida y de trabajo de los pueblos de los Estados miembros.

En atención a esas aperturas democráticas en la región y para contribuir a asegurar el cumplimiento de las expectativas generadas, en los pueblos, por las responsabilidades asumidas por los Estados: en 1994, se constituyó el Consejo Centroamericano de Procuradores y Procuradoras de los Derechos Humanos.

Es decir que, el Consejo Centroamericano, fue fundado tres años después de haberse diseñado y adoptado el Protocolo de Tegucigalpa que instituyó al SICA; lo que aclara el motivo por el cual no fue incluido entre los órganos originales del Sistema de la Integración Centroamericana. Lo que hoy si se revela como una necesidad.

Para atenderla, en el lapso transcurrido se ha dado ciertos pasos. Con la noticia de su creación y buen funcionamiento, y en dirección a examinar la forma de incorporar, al Consejo Centroamericano de Procuradores de Derechos Humanos, entre los órganos principales e independientes: en 1996, en mi mandato como primer Secretario General del SICA, invité al Consejo Centroamericano a iniciar un proceso de diálogo, en San Salvador. Ese diálogo inicial se realizó pero el proceso formal de participación aún está inconcluso.

En el 2014, acompañado por el Procurador de la Defensa de los Derechos Humanos de El Salvador, visité la Secretaría General del SICA para auscultar sobre dicho proceso y encontramos interés coincidente en impulsarlo.

Por lo anterior, con el respeto debido, a la Reunión de Presidentes y Jefes de Estado de los Estados miembros del SICA, recomendamos verificar la importancia democrática de vincular las actuaciones de los órganos superiores de la integración centroamericana, al accionar del Consejo Centroamericano de Procuradores y Procuradoras de derechos Humanos como órgano de garantía del cumplimiento de los principios y propósitos humanitarios fundamentales a que obedece la creación del Sistema de la Integración Centroamericana.

En el mismo sentido, reiteramos también las recomendaciones que, desde el año pasado, hemos venido expresando sobre la prevención y atención de los flujos migratorios forzados de centroamericanas y centroamericanos a otros países; así como el apoyo al PLAN DE LA ALIANZA PARA LA PROSPERIDAD DEL TRIÁNGULO NORTE, a cuyo respecto hemos planteado, a los gobiernos y a los pueblos centroamericanos, la pertinencia de incluir expresamente a las instituciones nacionales de derechos humanos en la supervisión del cumplimiento debido de ese Plan para garantizar el logro de su objetivo primordial que es crear condiciones de vida y trabajo con dignidad y de posibilidades de progreso social.

En todo caso, en el Consejo Centroamericano de Procuradores y Procuradoras de Derechos Humanos continuaremos vitalizando nuestro quehacer de proteger y promover los derechos humanos en el ámbito subregional, buscando edificar un sistema centroamericano de protección de los derechos humanos, debidamente articulado con el sistema interamericano y el universal.

Ello debe ser así, porque las instituciones nacionales de derechos humanos y su organización colectiva son reconocidas universalmente por su técnica garantista en beneficio de la calidad de vida de los pueblos; y por su independencia que fundamenta su imparcialidad y credibilidad, en su misión humanitaria de proteger y defender la dignidad humana. Ello las mantiene asociadas al impulso constante del bienestar progresivo de sus respectivos pueblos, del centroamericano, del iberoamericano y  de los del universo entero.

Asumo la presidencia del Consejo Centroamericano de Procuradores y Procuradoras de Derechos Humanos para facilitar, entre otras, esas líneas de acción, así como el desarrollo de temas ya abordados inicialmente, con gran sabiduría, por el Consejo desde 1994 hasta el 2013 como derechos humanos de los y las migrantes, grupos o sectores vulnerados, trata de personas, violencia doméstica, derecho a la alimentación; y otras cuestiones actuales como el derecho humano al agua, la vulneración de derechos humanos de las personas y los pueblos por efecto de la violencia, el crimen organizado y la corrupción; y la independencia y el papel del defensor del pueblo en los tiempos actuales y como garantía del Estado democrático y social de Derecho. 

En fin, continuaremos vigorizando nuestra autoridad moral o magistratura de opinión a nivel regional para atender necesidades de vida digna y trabajo decente para las y los habitantes de Centroamérica, quienes donde se encuentren, además de recurrir a sus correspondientes instituciones nacionales, podrán gozar de la atención y del cuidado solícito del Consejo Centroamericano de Procuradores y Procuradoras de los Derechos Humanos.

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