Sábado 11 de abril de 2015 – 04:00 PM
Por: Elsa de Ramírez
Recientemente, en conversación con una amiga, me
comentó, con un nudo en su garganta, en señal de aflicción, que a pesar de los
avatares de la vida, de cuidar a su esposo discapacitado motriz y a la vez no
vidente, con dos de sus hijos en tratamiento permanente por adolecer trastornos
en su salud que les ha impedido terminar sus estudios y hacer una vida normal,
ella decidió en el ocaso de su existencia, continuar con su preparación
universitaria, pero para esto, tuvo que obtener su bachillerato, porque los
títulos en educación media no le valían para poder ingresar a la Universidad;
de allí continuó con su jornada educativa de Formación Pedagógica en Educación
Superior con el fin de poder agenciarse un empleo impartiendo una o dos
materias afines a su formación profesional, en una de las universidades
estatales donde realizó su práctica, para lo cual giró la respectiva nota de
solicitud de ingreso a la misma, obteniendo esta respuesta: “Vivimos tiempos
difíciles.
Hace muy poco, un organismo internacional me ofreció un trabajo
relacionado con el control de calidad en redacción de textos (conocían mis
antecedentes académicos, etc.), pero cuando vieron mi currículum y mi edad me
rechazaron con todas las disculpas del caso. Ninguna universidad
centroamericana--no solo hondureña-- contrata personal nacido antes de 1970. La
posibilidad de una plaza en la UPNFM (o en la UNAH, la UTH, la UNITEC, la UCAH)
es muy lejana. No es ley escrita, pero son políticas institucionales que no
requieren mayores explicaciones”.
A continuación, la réplica de mi interlocutora a su
ex maestro: “Me agradó mucho la franqueza y la sinceridad de su mensaje, pues
como dice el argot popular "no se anduvo por las ramas" y eso es
bueno porque no se alimentan esperanzas que jamás se van a realizar, por
supuesto que es parte de su cultura y de su vasta educación, ya que la mentira
y la demagogia son defectos que generalmente son utilizados por los políticos
de oficio. Así que le agradezco en todo los que vale en primer lugar su trato
afable y respetuoso y en segundo lugar lo mucho que aprendí de sus altos
conocimientos. Con mi gratitud y admiración permanentes, lo saludo no sin antes
rogarle dejar con su secretaria mi CV para pasar por él. Con el respeto de
siempre, su invariable amiga”.
No obstante lo anterior, es preciso señalar que la
protagonista de esta historia fue calificada con notas sobresalientes por su
talento, abnegación, perseverancia, disciplina y entrega total a su práctica,
previa para obtener el honroso diploma de Formación Pedagógica en Educación
Superior, que fue de 25 horas clase con un grupo de 45 estudiantes, con lo
cual, “supuestamente”, se le abrirían las puertas de todas las universidades
del país, para compartir su vasta ilustración superior, pero no fue así.
Más bien, severo golpe sintió mi fraternal amiga al escuchar al titular
de la clase, el último día de su comparecencia como docente-practicante, decir
a sus alumnos “… despídanse de ella, porque no la volverán a ver”.
En relación al tema que antecede, consultamos y de
reciente data, la Ley de Igualdad de Oportunidades para la Mujer (LIOM),
sancionada el 28 de abril del año 2000, la cual establece que su objetivo es
integrar y coordinar las acciones que el Estado y la sociedad civil tienen que
ejecutar para eliminar todo tipo de discriminación contra la mujer en Honduras.
“Capítulo IV-Igualdad de oportunidades en el trabajo y la seguridad social,
Decreto 34-2000. Art. 46.- El Estado no permitirá ninguna clase de
discriminación basada en el género o en la edad que tenga el hombre o la mujer,
con el fin de anular o alterar la igualdad de oportunidades o de trato en el
empleo o la capacitación…”
Lo que quiere decir que en Honduras evidentemente
la experiencia y preparación académica en su máxima expresión, son
una especie en extinción y de nada sirven la abnegación, la disciplina, la
entrega total y porqué no el sacrificio, todo esto hay que lanzarlo por la
borda y a freír frijoles y hacer tortillas para vender y poder sobrevivir con
su familia decorosamente, se ha dicho.
Naturalmente, que al referir esta historia de la
vida real, no pretendemos bajo ningún concepto, perjudicar o provocar polémica
con nadie, eso sí, lanzar un S.O.S. en señal de auxilio, para quienes tienen la
sartén por el mango, en los campos de la educación y la cultura nacionales,
abriendo puertas y oportunidades para quienes peinan canas, sobre todo para los
experimentados profesores que en sus ansias infinitas de superación no cesan en
sus estudios, colocándose al nivel de los más altos exponentes de la educación
en Honduras, conocidos universalmente como ancianos estadistas.
Para finalizar, como epígrafe podemos señalar
que algunas leyes en nuestro país, no son más que “tortas y pan pintado”.