Martes 24 de marzo de 2015 – 07:30 PM
WASHINGTON (AP) — El presidente Barack Obama acordó
el martes disminuir el ritmo del retiro del ejército estadounidense de
Afganistán a petición del nuevo gobierno de ese país, pero insistió en que la
demora no pondrá en riesgo su compromiso de poner fin a la guerra más
prolongada en que Estados Unidos ha participado antes de que termine su
mandato.
En un cambio a su plan anterior, Obama señaló que
Washington mantendrá los 9.800 efectivos que actualmente están en Afganistán en
lugar de reducirlos a 5.500 a finales de año. El alcance de los planes de
Estados Unidos en el país asiático para el próximo año aún no se decide,
comentó, pero rechazó cualquier especulación de que el retiro se extienda hasta
2017, cuando el nuevo presidente estadounidense tome posesión.
"Nuestra fecha para completar el retiro no
cambiará", declaró Obama.
La primera visita del presidente afgano Ashraf Ghani
a la Casa Blanca ofreció un fuerte contraste con relación a las visitas previas
de su predecesor, Hamid Karzai, quien era visto por funcionarios
estadounidenses como quisquilloso y poco confiable. Ghani agradeció
repetidamente a Estados Unidos por sus sacrificios en su país, lo que ofreció
una ventana de oportunidad a los esfuerzos tanto suyos como de Obama para
rehabilitar la relación entre las dos naciones.
"Esta visita es una oportunidad para comenzar
un nuevo capítulo entre nuestras dos naciones", afirmó el mandatario de
Estados Unidos durante la conferencia de prensa conjunta en la Sala Este de la
Casa Blanca.
En lo referente a la demora en el retiro de tropas
estadounidenses, Obama dijo que él y sus líderes militares creen "que
proveer este margen de tiempo adicional durante esta época de combates para que
seamos capaces de ayudar a que las fuerzas de seguridad afganas tengan éxito es
algo que bien vale la pena".
Reconoció que el cambio de planes evitará que
algunas tropas estadounidenses regresen a casa cuando lo esperaban, pero
insinuó que el peligro que corren será minimizado debido a que no estarán en
una lucha armada. El papel de combate de Estados Unidos en Afganistán terminó
oficialmente el año pasado, un adelanto a las promesas de reelección de Obama
de poner fin a la guerra que lanzó Estados Unidos en los días posteriores a los
atentados del 11 de septiembre de 2001.
El cambio de política vino luego de semanas de
deliberaciones de la Casa Blanca en torno a si acceder a las solicitudes de
Ghani de mantener más tropas en Afganistán por más tiempo, en especial en
momentos en que se acerca una época de fuertes combates al llegar la primavera.
Las fuerzas afganas de seguridad aún pasan apuros en sus esfuerzos por obtener
la fortaleza necesaria para proteger a la inestable nación y mantener alejados
a los combatientes del grupo extremista Estado Islámico, cuyos intentos por
reclutar gente en Afganistán han sido causa de preocupación regional.
"Afganistán sigue siendo un lugar muy
peligroso", afirmó Obama, e hizo notar que los insurgentes aún lanzan
ataques y planean atentados suicidas contra civiles. Sin embargo, dijo tener
confianza en Ghani, del que consideró "ha tomado el papel de comandante en
jefe de las fuerzas armadas de una manera que no habíamos visto antes por parte
de un presidente afgano".
Los detractores de la política exterior de Obama,
entre ellos algunos republicanos que favorecen un enfoque más bélico, han
solicitado desde hace tiempo dejar a más tropas en el país y le han acusado de
imponer plazos artificiales impulsados por cuestiones políticas para el retiro
de soldados. El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John
Boehner, dijo que está revisando la propuesta de Obama y espera que
"cumpla con las solicitudes de nuestros socios afganos, nuestros
comandantes en el terreno y miembros bipartidistas en el Congreso".