Martes 03 de marzo
de 2015 – 09:55 AM
Servando Gómez
"La Tuta", el capo más buscado de México hasta su detención el
viernes, pasó de regalar billetes en plazas públicas a vivir huyendo y
escondido en espacios sucios como una claustrofóbica cueva donde solía encerrar
a sus peores enemigos.
Este
narcotraficante insólitamente mediático, líder del sanguinario cártel de Los
Caballeros Templarios, debió cambiar los reflectores por una vida de bajo
perfil como fugitivo en la sierra de Michoacán (oeste).
Dueño y señor de
esas montañas, "La Tuta" podía esconderse "en cualquier
lugar", desde una casa privada en la que irrumpía a la fuerza hasta en una
choza anexa a un rancho de animales, explicó este lunes el jefe de la Policía
Federal, Enrique Galindo, durante un recorrido con medios internacionales por
algunos de los escondites del temido traficante.
El exmaestro de
primaria, de 49 años, se movía como pez en el agua por las montañas de Tierra
Caliente que conocía como la palma de su mano gracias a los negocios con la
marihuana y los laboratorios clandestinos de crystal que ahí tenían los
Templarios.
El terror que
infundió el cártel en la región provocó el alzamiento a inicios de 2013 de los
llamados grupos de autodefensas, que se jactaron de haber participado en la
búsqueda de Gómez "hasta debajo de las piedras".
Pero protegido por
pobladores que le pagaban con lealtad las dádivas que les daba, "La
Tuta" apenas estaba unos días o a veces unas horas en un lugar y, a lomo
de burro, caballo o en pequeños todoterrenos se movía rápidamente a otro sitio.
El escurridizo capo
logró esquivar dos operativos en los que estuvo a punto de caer. Durante uno de
ellos, los policías llegaron a apreciar los platos de marisco a medio comer que
dejaron el narco y los entre cinco y ocho hombres que solían acompañarle en su
vida "a salto de mata", narró Galindo.
- Escondites
humildes con pequeños lujos -
A pesar de que sus
escondites eran sencillos y muchas veces improvisados, no le faltaban algunos
pequeños lujos: botellas de buen vino, whisky de 18 años o hasta una antena
para ver televisión por cable en una sencilla choza de su centro de operaciones
en la sierra de Aguililla.
Comunicados
mayoritariamente por sinuosos caminos de tierra y muchas veces camuflados entre
la frondosa vegetación, los inaccesibles escondites de "La Tuta" y
sus armas capaces de derribar helicópteros dificultaron los operativos de las
fuerzas federales, que intensificaron la búsqueda del traficante a inicios de
2014 llegando a tener hasta 1.000 hombres acechándole.
Antes de eso
"La Tuta" vivía con su familia en Tumbiscatío, donde inició su
actividad delictiva como jefe de plaza hasta acabar dirigiendo el cártel
pseudoreligiosp que aterrorizó a Michoacán con sus secuestros, extorsiones,
violaciones a mujeres y asesinatos.
El paulatino cerco
de las autoridades, gracias muchas veces a informaciones de las denominadas
autodefensas, hizo que Gómez llegara a quedarse "sin agua y sin
alimentos", obligándole a huir a otro escondite, según Galindo.
Quizás la más
llamativa de sus guaridas es la recóndita cueva ubicada en los límites de
Arteaga y Tumbiscatío que "La Tuta" solía utilizar para encerrar y
castigar a sus más acérrimos enemigos y que acabó convertida en su refugio unos
15 días.
La cueva, que el
capo selló con una puerta metálica, es un claustrofóbico pasillo húmedo de
estalactitas que, en algunos tramos, tiene una altura menor a 50 centímetros y
suelo barroso.
En los laterales
hay todavía restos de vasos de plástico y botellas de alcohol.
- El pastel que lo
delató -
Perseguido, Gómez
se mudó a la capital de Michoacán, Morelia, donde las autoridades lograron
localizarlo hace unos cuatro meses, indicó Galindo.
Padre de 37 hijos
de decenas de mujeres distintas, "La Tuta" vivía sus últimos días en
libertad en una casa al sur de Morelia con su actual esposa, Lulú, de poco más
de 20 años, y tres hijos.
Fue justamente el
pastel que Lulú le llevó el día de su cumpleaños lo que llamó la atención de
los servicios de inteligencia y confirmó las sospechas de que ahí se escondía.
Gómez planeaba
cambiar de escondite con sus hombres la madrugada del viernes y fue detenido
sin violencia cuando buscaba ocultarse usando una gorra y una bufanda.
El capo que dijo
que "antes que dejarse atrapar, prefería morir", vive ahora en la
cárcel de alta seguridad de El Altiplano, donde están recluidos otros
traficantes notorios como Joaquín "El Chapo" Guzmán.