Miércoles 04 de marzo de 2015 – 08:10 AM
MEXICO (AP) — Policías federales y soldados
mexicanos detuvieron el miércoles a Omar Treviño Morales, alias
"Z-42" y considerado el líder de Los Zetas, uno de los carteles más
sanguinarios en México.
Treviño Morales fue detenido en una operación antes
del amanecer en San Pedro Garza García, un suburbio acaudalado al norte de la
ciudad de Monterrey en el estado fronterizo de Nuevo León, dijo a The
Associated Press un funcionario de seguridad, que pidió el anonimato debido a
políticas internas.
La del "Z-42" es la segunda captura de un
presunto líder del narcotráfico en menos de una semana. La Policía Federal
capturó el viernes a Servando Gómez "La Tuta", señalado como líder
del cartel de los Caballeros Templarios, que aterrorizó al estado occidental de
Michoacán.
El funcionario afirmó que la operación de captura de
"Z-42" se realizó sin disparar un solo tiro y que se esperaba que más
tarde se den más detalles.
El "Z-42" asumió el liderazgo de Los Zetas
hacia 2013 tras la captura de su hermano Miguel Angel Treviño Morales, señalado
entonces como el narcotraficante más sanguinario del cártel más violento de
México.
Miguel Ángel fue apresado en julio de 2013, casi un
año después de que la Marina eliminase al líder anterior de Los Zetas Heriberto
Lazcano, "El Lazca".
Raúl Benítez, experto en seguridad de la Universidad
Nacional Autónoma de México y quien ha analizado por años el caso de Los Zetas,
dijo a la AP que la captura de "Z-42" es un golpe "muy
importante para el gobierno" y contra un cartel que ha sido de los más
violentos no sólo con sus rivales, sino también con la población civil.
"Los Zetas y La Familia Michoacana eran
especialmente agresivos contra la población... y eso los hacía muy
peligrosos", dijo el experto. La Familia es el antecesor de Los Caballeros
Templarios.
La organización, fundada por antiguos miembros de
cuerpos de élite de las fuerzas de seguridad mexicanas, apareció en la segunda
mitad de la década de 1990 como el brazo armado del Cártel del Golfo, con el
que rompieron en 2010.
Los Zetas han estado detrás de algunas de los peores
hechos de violencia en la historia reciente en México, como la masacre de 72
migrantes en 2010 en San Fernando, Tamaulipas, y un ataque incendiario en 2011
a un casino del norte del país que dejó 52 muertos.
El grupo ha recibido diversos golpes y se ha
debilitado relativamente en los últimos dos años a medida que se producían
caídas sucesivas de sus líderes.
El gobierno mexicano ofrecía hasta 30 millones de
pesos (unos dos millones de dólares) por información que llevara a la captura
de "Z-42", mientras que la agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA)
tenía una recompensa de cinco millones de dólares por su captura.
La detención es una nueva bocanada de oxígeno para
el presidente Enrique Peña Nieto, que enfrenta desde hace meses una crisis
política por la desaparición hace cinco meses de 43 estudiantes a manos de
policías y una polémica desatada por casos de posibles conflicto de interés por
la compra de una casa y la de su secretario de Hacienda a contratistas del
gobierno.
"El gobierno necesita demostrar que algunas de
sus políticas son exitosas. Y en este caso es indudable que la estrategia
contra el narcotráfico camina bien", dijo Benítez.
Los Zetas han labrado una senda de sangre,
brutalidad y mutilaciones a lo largo de todo el norte de México durante su
pelea por el control de rutas de tránsito de drogas hacia Estados Unidos con el
Cártel del Golfo.
Además del narcotráfico, diversificaron sus
actividades criminales entrando en negocios como el paso clandestino de
migrantes a Estados Unidos y el secuestro de quienes intentan pasar la
frontera, la extorsión a empresas en la zona bajo su control y secuestros a
cambio de dinero.
La organización sigue activa en Nuevo Laredo, en el
norte del país, en la frontera con Estados Unidos, en el estado de Veracruz en
el Golfo de México y en partes de Centroamérica.
Aunque los arrestos de los hermanos Treviño Morales
son significativos, la banda se ha convertido en una operación de franquicias y
no una organización vertical por lo que sus actividades presumiblemente
continuarán.