Sábado 21 de febrero
de 2015 – 02:00 PM
Puede que casarse con
un multimillonario dueño de marcas como Gucci o Saint Laurent sea el sueño de
muchas mujeres, pero no el de la actriz Salma Hayek, quien en el fondo está
convencida de que fue su falta de interés absoluto por el mundo de la moda lo
que le ayudó a conquistar a su marido, el empresario de moda francés
François-Henri Pinault.
"El fin de
semana me paseo por ahí en pijama. A veces puedo llegar a hacer un esfuerzo,
pero la mayor parte del tiempo no tengo vergüenza. No me da vergüenza estar
cómoda", explicó la intérprete a la revista The EDIT, recordando lo mucho
que sorprendió a sus allegadas la ironía de que fuera precisamente alguien como
ella quien hubiese conquistado a uno de los hombres más importantes de la
industria de la moda: "Nunca he sido una 'fashionista', una chica que se
preocupe por la moda.
Estaba rodeada de 'fashionistas' que se burlaban de mí
porque no me importaba en absoluto. Y cuando empecé a salir con François me
decían: '¿Cómo es posible que hayas sido tú entre todas las personas quien haya
acabado con ese hombre? No te importa nada la moda'. Y yo respondía: '¿Sabes
qué? Probablemente eso le resultó muy refrescante'".
Aunque su pasión por
la comodidad no ha cambiado desde que formara una familia junto a Pinault, lo
que sí lo ha hecho ha sido su filosofía a la hora de afrontar su carrera
profesional, ya que ahora no duda en rechazar ofertas interesantes con tal de
no separarse de su hija Valentina (7).
"Jamás
disfrutaría de la vida tan plena que tengo ahora si no fuera por mi familia;
ser madre y esposa es lo que más me importa hoy en día y siempre será mi máxima
prioridad, sobre todo porque no he encontrado nada en el mundo que me dé más
satisfacciones que cuidar de mi hija y asegurarme de que mi marido está bien en
todo momento. La sonrisa en sus caras es el mejor premio que puedo recibir por
el esfuerzo de llevar la casa y planificar nuestro día a día", revelaba la
actriz a la revista HELLO!