Sábado 28 de febrero de 2015 – 10:00 AM
MONTEVIDEO
(Reuters) - Miles de personas despidieron el viernes al presidente saliente de
Uruguay, José Mujica, quien con un estilo de vida sencillo y un discurso contra
el consumo se convirtió en uno de los mandatarios más populares del mundo.
Mujica,
un izquierdista de 79 años, fue ovacionado por unos 3.000 asistentes en la
principal plaza de Montevideo tras recibir una bandera del país en su último
acto protocolar.
El
mandatario, que el domingo le devolverá la banda presidencial a su antecesor y
correligionario Tabaré Vázquez, finalizó su mandato con un 65 por ciento de
aprobación, según la última encuesta de diciembre de la consultora Equipos.
"No
me voy, estoy llegando, me iré con el último aliento y donde esté, estaré por
ti, estaré contigo, porque es la forma superior de estar con la vida. Gracias,
querido pueblo", dijo Mujica, que será senador entre 2015 y 2020.
La
gente, que cargaba banderas de Uruguay, otras con los colores del Frente Amplio
y caretas de cartón con el rostro de Mujica, se fundió en un aplauso cuando
finalizó su discurso.
"Mujica
vino a saludar a su pueblo y se pudo abrazar con su gente. Eso fue lo mejor de
todo lo que pasó hoy", dijo eufórico Álvaro Domínguez, un estudiante de 24
años.
En
sus cinco años de Gobierno hubo estabilidad económica y se priorizaron los
planes sociales que redujeron la indigencia y la pobreza. Mujica además impulsó
una controvertida agenda progresista, que legalizó el aborto, el matrimonio
homosexual y la marihuana.
"Si
tuviera dos vidas las gastaría enteras para ayudar en tu lucha (la del pueblo),
porque es la forma más grandiosa de querer la vida que he podido encontrar a lo
largo de mis casi 80 años", dijo en su despedida el ex guerrillero que
estuvo en prisión por más de una década.
Sin
embargo, los uruguayos aún se quejan de problemas en educación, de una
desgastada infraestructura vial y una creciente inseguridad.
"No
fue un mal presidente, fue un gran presidente. Igual no solucionó los problemas
de inseguridad y en la enseñanza, ahí le ganaron", dijo José Neri, un
camionero de 29 años que viajó desde el interior del país para despedirlo.
Mujica,
floricultor de profesión, se convirtió en una estrella de la política
internacional con discursos que cuestionaban el consumismo y destacaban las
cosas sencillas de la vida. Pero su franqueza lo forzó en ocasiones a
disculparse públicamente.
Como
presidente Mujica siguió viviendo modestamente en una chacra a las afueras de
Montevideo, donde con su esposa, la senadora Lucía Topolansky, cultivan sus
alimentos y se trasladan en un viejo automóvil. Un estilo de vida que refleja
sus orígenes en un hogar modesto, donde pasó una infancia y una adolescencia
difíciles.
"No
venimos al planeta para desarrollarnos solamente. Venimos al planeta para ser
felices. Porque la vida es corta y se nos va. Y ningún bien vale como la vida y
esto es lo elemental", dijo en la Cumbre Río+20 en 2012, en un discurso
que muy compartido en las redes sociales y que lo catapultó a la fama.
(Reporte
de Esteban Farat. Escrito por Malena Castaldi, editado por Javier López de
Lérida)