Martes 07 de octubre de 2014 – 06:10 PM
AFP
Las bodas gay dieron otro histórico paso cuando se
volvieron legales en más de la mitad de Estados Unidos entre el lunes y el
martes, pero el ensordecedor silencio de los conservadores sugiere que la lucha
por defender el "matrimonio tradicional" ya está perdida.
El lunes, cuando se negó a considerar cinco
apelaciones contra el matrimonio homosexual, la Corte Suprema de Estados Unidos
dio luz verde a tales uniones en 30 de los 50 estados del país, un claro avance
respecto a los 19 donde éstas ya eran legales.
Y este martes, un tribunal de apelaciones subió la
apuesta al levantar prohibiciones al matrimonio homosexual en otros cinco
estados más.
Ahora son 35 estados, donde vive 64% de los
estadounidenses, los que aceptan que todas las parejas digan "sí
quiero" sin distinción de género.
"La discriminación intencional sobre la base
del género viola la enmienda de la Constitución sobre la protección igualitaria
ante la ley", indicó el fallo.
Las organizaciones cristianas conservadoras han
respondido rápido. Afligidas, denunciaron el lunes que algunos jueces habían
reescrito leyes aprobadas por referéndum o asambleas locales.
La Organización Nacional por el Matrimonio (NOM, en
inglés) llamó a los electores a contradecir a los jueces eligiendo a
parlamentarios que reformen la Constitución estadounidense para definir el
matrimonio como una unión entre un hombre y una mujer.
"Exhortamos a los republicanos a pedir a los
dirigientes de sus partidos que rindan cuentas y les exijan que sean fieles a
su convicción de que el matrimonio es la unión de un hombre y una mujer",
declaró Brian Brown, presidente de NOM.
El presidente de la Coalición Fe y Libertad, Ralph
Reed, de su lado quiere creer que la decisión movilizará a los votantes en
contra de las bodas gay en las legislativas de noviembre y la presidencial de
2016.
Pero, en el Congreso, los parlamentarios
republicanos que reaccionaron a la decisión de la Corte Suprema se pueden
contar con los dedos de una mano y son casi todos del ultraconservador Tea
Party.
"Asombroso" y "trágico", declaró
el senador de Texas Ted Cruz, añadiendo que propondrá una enmienda a la
Constitución para impedir que el gobierno federal o la justicia decidan sobre
las leyes matrimoniales locales de cada estado.
- Fin del juego -
Pero sus colegas prefirieron seguir haciendo campaña
para las elecciones legislativas de noviembre y casi todos se abstuvieron de
hacer comentarios.
"Obviamente, tras la decisión de la Corte,
ahora es legal", se limitó a decir --de acuerdo al New York Times-- Ed
Gillespie, candidato republicano al Senado en Virginia, uno de los estados
donde las bodas gay comenzaron a estar autorizadas desde el lunes.
Los gobernadores republicanos de otros estados
afectados se resignaron a aplicar la ley.
¿Se terminó el juego? "Pienso que sí",
concluyó Brit Hume, politólogo comentarista del canal conservador Fox News.
Esta resignación pone fin al consenso que antes
había entre los opositores a las bodas gay en la clase política estadounidense.
En 1996, el Congreso adoptó por abrumadora mayoría
la Ley de Defensa del Matrimonio, que impedía al gobierno federal reconocer los
matrimonios homosexuales (esta ley fue parcialmente derogada en 2013 por la
Corte Suprema). El actual vicepresidente, Joe Biden, y la mayoría de los
demócratas habían votado a favor, con el apoyo de Bill Clinton.
Años después, tras la primera legalización del
matrimonio gay por la justicia de Massachusetts en 2004, este consenso comenzó
a erosionarse.
Los congresistas republicanos trataron de enmendar
la Constitución federal para evitar que otros estados siguieran el ejemplo de
Massachusetts, pero no consiguieron imponerse.
"Todo el mundo me criticaba en esa época por
intentar tal cosa", contó el exsenador ultraconservador Rick Santorum en
la conferencia de la organización cristiana Family Research Council a fines de
septiembre en Washington. "Todo el mundo decía que era prematuro (...) y
que nunca sería un problema".
Y vino el efecto dominó.
Ahora hay candidatos republicanos al Congreso
abiertamente gays. Cuatro senadores republicanos están a favor del matrimonio
igualitario y 41% de los republicanos del país simpatiza con este derecho,
según un sondeo de CBS y The New York Times de septiembre.
El golpe de gracia lo dio la cristiana
ultraconservadora Michele Backman, Cuando una periodista le preguntó su opinión
sobre el matrimonio gay, respondió: "No es un tema", dijo. "En
realidad, es aburrido".